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miércoles, 30 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo quincuagésimo octavo: "Yo creo en las familias numerosas: toda mujer debería tener al menos tres maridos". (Zsa Zsa Gabor,1919, actriz húngara) Estamos a punto de entrar en el mes de la sutileza y/o diplomacia: mañana llega diciembre. Pocas cosas hay que pongan más a prueba la paciencia de uno que las innumerables e interminables reuniones en las que el personal se empeña en dar rienda suelta a una avalancha de "paces", "concordias", "amistades" y "armonías" que nunca demuestran el resto del año. El alcohol es lo que tiene. Y en la muy práctica línea de "tantos hombres y tan poco tiempo", un par de anécdotas de las que aprender a salir del paso de alguna de las situaciones más comunes que se nos van a presentar. Seguro. Primera: la protagonizada por la estrella de cine alemana, Marlene Dietrich. En una fiesta organizada con motivo de la navidad se topó con un conocido que se había quedado calvo y al que no reconoció. "¿No te acuerdas de mí Marlene?" le preguntó él. La actriz lo miró y lo remiró hasta que, por fin, se le iluminó el rostro, y le dijo "!Ay, perdóname! No te reconocía con ese peinado". Segunda: la protagonizada por los invitados a la cena de navidad de otra actriz, Helen Hayes, famosa por su fuerte carácter y por su poca maña para la cocina. A pesar de ello unas navidades decidió ser ella quien guisara para toda la familia. "Es mi primer pavo -les dijo-. Si no está bueno, no quiero oír ni una palabra. Os levantáis, calladitos, y nos vamos a un restaurante". Volvió diez minutos más tarde y todos seguían sentados en la mesa... pero con los abrigos puestos. Sutileza, diplomacia, y unas cuantas toneladas de paciencia. Falta nos va a hacer con el mes que se nos viene encima. ... "¡A buenas horas, mangas verdes!" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 29 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo quincuagésimo séptimo: "Los hombres y las mujeres se mezclan tan bien como el aceite y el agua. Por eso hay que estar agitando continuamente; si no, se separan" (Alan Alda, 1936, actor y director de cine estadounidense). No soy yo muy aficionado a la moda de tatuajes, piercings y/o demás mutilaciones corporales. Pero tal y como están las cosas por esos mundos de Dios, colocarse, es un suponer, una argolla en el pene, no deja de ser un juego de niños si lo comparamos con ciertas aficiones a las que parecen estar abonados por otras latitudes. Cierta tribu aborigen australiana, adoradores ellos de un dios que se presenta bajo la forma de un lagarto, tienen la costumbre de dividir el pene de sus miembros por la mitad, desde el glande hasta la base, para que su falo se parezca lo más posible al de su ídolo. Un ídolo que, como buen saurio que se supone que es, tiene dos penes, como la mayoría de estos simpáticos animalitos, por aquello de las dificultades que tendrían para la penetración debido a su rígida cola si sólo tuvieran uno. Alguien debería decirle a estos simpáticos australianos que "dos" suele ser la suma de "uno" más "uno", pero nunca de "uno" partido a la mitad. ... aprovechando la "mili" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 28 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo quincuagésimo sexto: "Cuanto más gordo sea tu enemigo, mejor para vencerle. Es más fácil clavar un cuchillo en el buey que una uña en la pulga". (Proverbio chino) En 1930, un honrado matrimonio de naturalistas alemanes, Margaret y Heinz Wittmer, y su hijo Henry se mudaron a la isla de Floreana, en las Galápagos, para estudiar su fauna. Su aventura no fue fácil. Vivieron en una caverna hasta que construyeron una casa de piedra y, aunque ya en la isla tuvieron dos hijos, el mayor, Henry, murió de pulmonía. Dos años después, en 1932 y cuando gracias a su esfuerzo empezaban a conseguir ciertas comodidades, la paz del lugar se vio turbada por la aparición de unos extraños personajes: la baronesa austriaca Eloise von Wagner Bosquet, acompañada por un doctor y dos gigolós. La aristócrata, quería construir en aquel paraíso un hotel para millonarios, una idea que horrorizaba a los Wittmer. La cosa acabó de modo truculento. Primero fue el doctor quien falleció tras comer carne envenenada. Luego la baronesa y uno de sus amantes desaparecieron sin dejar rastro. Finalmente el otro hombre se ahogó al tratar de huir en bote. Hubo una investigación pero hasta la fecha, el misterio de Floreana sigue sin estar del todo claro. Vaya por delante que un servidor es contrario a cualquier tipo de violencia, pero cuando honrados trabajadores, -como yo mismo-, nos pasamos la mayor parte de nuestra vida laboral esforzándonos en parecer que "trabajamos" (con el "trabajo" que eso cuesta), no es de muy buen gusto que llegue "uno" nuevo y esgrimiendo extrañas ideas sobre "responsabilidad", "deber" "y "a mi me pagan por trabajar", se ponga como un loco a hacer cosas ¡de trabajo! y hasta tenga el descaro de presentar los "resultados" poco después de haberlos terminado. Algo que no sólo deja en evidencia al resto de compañeros, sino que hasta ha empezado a despertar algunas sospechas entre algún malpensado jefe que comienza a lanzar alguna que otra "indirecta" sobre si los demás "aprovechamos" correctamente las horas laborales. Una duda que, sinceramente en mi caso, ofende. Luego dirán que pasan cosas. ... quejarse con razón Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 25 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo quincuagésimo quinto: "Después de todo, lo mejor que uno puede hacer cuando llueve es dejar que llueva". (Henry Wadsworth Longfellow. 1807-1882 poeta estadounidense) Enrique VII y Ana Bolena tuvieron una hija que llegó (antes de morir ejecutada como era costumbre de la época) a Reina de Inglaterra, bajo el muy original nombre para una reina inglesa (aunque ésta fue la primera en usarlo) de Isabel. Y había un conde, el de Leicester, empeñado a toda costa en conquistarla. Como el amor es una de las enfermedades mentales que más altera a quien la sufre, al pobre conde no se le ocurrió otra cosa que intentar obtener los favores de su amada regalándole sin parar, ¡durante diecisiete días seguidos!, conciertos de trompeta "adornados" con fuegos artificiales y bailarinas vestidas como ninfas y doncellas que salían portando espadas de un lago, un lago que hizo construir especialmente para la ocasión. Después de tan largo y rumboso espectáculo que acabo dejando en la más absoluta de las ruinas al conde, al pobre (ya "pobre" en todos los sentidos) no se le ocurrió otra cosa que pedirle a la afortunada señorita que se casara con él. Y ella le dijo que no. Aunque las comparaciones sean odiosas y a uno siempre le duela más el dolor de muelas propio que el cólico nefrítico del vecino, no está de más saber que, al menos en cuestiones amorosas, siempre hay quien nos supera a la hora de hacer el tonto. Hasta el lunes. ... seis dedos Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 24 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo quincuagésimo cuarto: "Una palabra bien elegida puede economizar no sólo cien palabras sino cien pensamientos". (Henri Poincaré 1854-1912, matemático francés). "Night of the Day of the Dawn of the Son of the Bride of the Return of the Revenge of the Terror of the Attack of the Evil, Mutant, Alien, Flesh Eating, Hellbound, Zombified Living Dead PArt 2: In Shocking 2-D". Título más largo (al menos hasta ahora) de una película, parodia de "La noche de los muertos vivientes" que fue rodada en 1991 por Lowell Manson, nombre falso de su director, productor, guionista y actor. Si no llega a ser por el nombrecito que le puso nadie hubiera sabido que tal película llegó a existir. Luego dirán que el tamaño no importa Por cierto, me estoy imaginando como sería el cartel que colocaron a la entrada del cine... ... seis dedos Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 23 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo quincuagésimo tercero: "Una palabra bien elegida puede economizar no sólo cien palabras sino cien pensamientos". (Henri Poincaré 1854-1912, matemático francés). Como en algo hay que entretenerse y por muy extraño que parezca, una revista alemana, Men´s Car, ha hecho un estudio para saber si existe alguna relación entre la marca del coche que una persona conduce y los hábitos sexuales del conductor. Y más extraño todavía: han llegado a la conclusión de que existir, existen. Los varones más satisfechos sexualmente: los conductores de "Audi", marca que conducen también el mayor porcentaje de mujeres aficionadas a las aventuras de una sola noche. Los menos satisfechos con sus relaciones "lascivas": los conductores de "Fiat". Los más activos (tanto hombres como mujeres) sexualmente: los conductores de un "BMW". Unas verdaderas máquinas de amar... y también de engañar: el 46% de ellos y el 39% de ellas confiesan haber sido infieles a su pareja. Los más "pobres", sexualmente hablando: los conductores de un "Fiat" Aunque en cuestión de infidelidades se llevan el premio los conductores de "Porsche": una de cada dos personas (hombres o mujeres) que conducen esta marca aseguran haber sido infieles a sus parejas. Las mujeres que más disfrutan del climax sexual (al menos en duración, más de siete minutos): las conductoras de "Volvo" y "Sabb": Mientras, las propietarias de un "Fiat" tienen el record contrario. Los más aficionados al 69: los propietarios de un "Peugeot", que además son los que más se masturban con diferencia. En el extremo contrario, con casi un 50% menos de masturbaciones: los conductores de un "Fiat". Como ni tengo coche ni sé conducir, no puedo opinar en primera persona sobre la realidad (o no) de los concienzudos datos del estudio, pero hay una pregunta que me lleva rondando desde que lo empecé a leer y me tiene así como algo preocupado): Por poca credibilidad que tenga una encuesta y aunque sólo fuera "por si acaso", ¿cómo puede haber alguien que se compre un "Fiat"? ... el lujo de la ventana abierta Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 22 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo quincuagésimo segundo: "El mejor maquillaje es un toque de sinceridad en los ojos". (Inès de la Fressange, 1957, modelo francesa) Desde que en 1962 un psicólogo, Boris Levisón, publicó un estudio hablando de los beneficios que para los niños problemáticos podía tener la compañía de un perro y, sobre todo, desde que en 1978 se demostrara un aumento de la esperanza de vida en aquellos pacientes que, habiendo sufrido un ataque al corazón, convivían con una mascota, pocos expertos niegan ya los beneficios afectivos, sociales y terapéuticos que proporciona compartir la vida con un animal. Todos coinciden: cuanto más estrecha sea la relación con el "bicho" más ventajas existen. Lo que ya no dicen los más de doscientos estudios serios, formales y rigurosos publicados sobre el tema hasta ahora ( y los que vendrán) son los riesgos (o al menos no "todos" los riesgos) que una convivencia demasiado "estrecha" con un animal puede acarrear. En el siglo XI, el conde italiano de Gulielmus podía presumir de tener una esposa insaciable y un mono como mascota llamado Maimo. La "insaciabilidad" de la esposa, unido a la avanzada edad del conde que no podía cumplir sus "deberes conyugales" con la suficiente frecuencia que su mujer requería, había llevado a ésta, con el consentimiento de su esposo, a convertir al mono en su amante. Sin embargo, con el que no habían contado era con el consentimiento del mono. Cuando éste pilló a los condes en la cama, le dio un ataque de celos y golpeó al conde hasta matarlo. Después de cornudo.. apaleado. ... prohibido los escrúpulos Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 21 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo quincuagésimo primero: "Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad". (Pearl S. Buck, 1892-1973, novelista estadounidense) Está a punto de empezar el espectáculo, durante el próximo mes, y con la disculpa de los ?regalos navideños?, el almacenamiento de cosas inútiles se va a disparar. No sólo tenemos ya todo lo que necesitamos sino que, además, nos sobran un montón de cosas. Nos sobran jabones, colonias, champúes, hidratantes, exfoliantes o antiarrugas. Aparte de no servir de nada, de la mayoría nos cansamos antes de llegar a la mitad del frasco y acabamos abandonándolas en cualquier cajón. Nos sobran un montón de aparatos eléctricos, la licuadora apenas si la usamos el día que nos la regalaron. La yogurtera, el exprimidor, el abrelatas, los dos afilacuchillos eléctricos y hasta el molinillo de café, están durmiendo el sueño de los justos, que para eso es mucho más cómodo comprar un zumo envasado, los yogures en la oferta tres por dos o el café ya molido. Nos sobran un montón de pantalones, camisas, zapatos, guantes, bufandas, corbatas, y una larga lista de ropa que lo único que hacen es ocuparnos sitio en el armario y que, por aquello de la moda, ahora no nos lo pondríamos ni para una fiesta de disfraces. Nos sobran un montón de gafas de sol, de bisutería, de bolígrafos que no escriben, de plumas sin tinta, de relojes sin pila o de móviles sin batería, por no hablar de la cantidad de discos y cintas que, por aquello de dejar paso a las ?nuevas tecnologías? han quedado completamente inservibles. Y sobre todo nos sobran calorías, muchas calorías, precisamente una de las cosas que más nos van/vamos a regalar estas navidades. ¿No estaremos haciendo un poco el tonto? ... caballos... de vapor Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 18 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo noveno: "Si yo tuviera una de esas cosas que cuelgan embutida dentro de los pantalones, me pasaría el día sentada en casa mirándola, muerta de risa." (Dawn French.1958, actriz británica) Hablemos de sexo. Víspera del fin de semana, la "frecuencia" aumenta.. los peligros también. Último éxito de ventas entre las mujeres: el "rapex", un dispositivo dentado en forma de tampón que acaba de presentarse en Sudáfrica y que tiene todas las papeletas para convertirse en el regalo estrella de estas navidades. El aparatito en cuestión está dotado de unos dientes similares a los de un tiburón que se agarran al pene de quien intenta forzar una relación sexual y que sólo puede ser quitado por un médico utilizando cirugía. La intención no puede ser mejor: evitar abusos y violaciones a las mujeres y, además, poder detener al agresor fácilmente al agresor. Sin embargo y teniendo en cuenta los despistados que solemos ser las "personas humanas" para ciertas cosas (y más si como dicen las instrucciones del aparatito en cuestión "uno se lo pone y gracias a su extraordinaria comodidad se olvidará completamente de que lo lleva..." qué queréis que os diga, yo miraría varias veces antes de.. Sólo de imaginármelo... ¡Ayyyyyy! Hasta el lunes. ... más historias "extra-ordinarias" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 17 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo noveno: ? Tenemos que aprender a ser el mejor amigo de nosotros mismos, porque con demasiada frecuencia caemos en la trampa de ser nuestro peor enemigo? (Roderick Thorp 1936-1999, guionista estadounidense) Mucho se habla de los peligros de la cirugía estética pero muy poco de los riesgos de otro tipo de cirugía posiblemente más peligrosa y que nos aplicamos ?me aplico- con demasiada frecuencia: la cirugía ética. Consiste en buscarle un descosido de placeres en cuanto asoma en nuestra existencia el roto de la desdicha, la prisa que nos entra por borrar cuantas cicatrices y arrugas van dejando en nuestro ánimo, en nuestro espíritu, en nuestra alma las penas, los dolores y las contrariedades de la vida y tratar de borrar, con cirugía material, los desconchones que se nos van marcando en el alma. No digo yo que andemos todo el día de plañideras y lloricas por la calle pero pretender que la vida ?la vida de uno y la vida en general- es una juerga mora permanente, ?orgía y desenfreno? como decía el otro, me parece más que una bobada: me parece una mentira. No le encuentro ningún sentido a tratar de disimular los desperfectos de nuestro estado de ánimo, las malas rachas. Y me da rabia cuando recurro febrilmente a ella, cuando soy el primero que en los escaso momentos de lucidez que tengo entre frenesí, me digo ?peluche, hijo, desengáñate: este dolor que sientes, esta pena que tienes no la borran todos los bomberos a estrenar que quedan por el mundo. Aprieta los dientes, aguanta como un hombre y deja que el heridón del alma sangre un poco, que tampoco pasa nada?. Pero se ponga uno como se ponga, se oculte uno como se oculte, disimule uno como disimule, las penas vienen. Y, a veces, no se van: se quedan un ratito largo como inquilinas de nuestro armario, allí donde se guarda el alma. Me parece impresentable montar un desfile público, permanente e impúdico, de las penas personales. Pero me resulta de lo más idiota del mundo tratar de ocultárnoslas a nosotros mismos, hacer ?como si no..? Me voy convenciendo de que si no aceptamos ?si no acepto- las penas tal cual son, a palo seco, con el ánimo bien templado para admitir la cuchillada y la sangría, nos puede ?me puede- sobrevenir algo más penoso que la pena misma: pasar por esta vida sin pena.. ni gloria. Y si alguien me da lecciones cada día de aceptarse como es, de no tener que recurrir a ningún tipo de cirugía ética para seguir adelante, y sobre todo, de ser simplemente ella misma, esa es Alicia. Por eso, y con el permiso de los habituales que se asoman por aquí, hoy quiero hacer un paréntesis del habitual tono ?distraído? de este weblog y usar este rinconcito para decirle, simplemente, gracias. Y los demás quedáis avisados, mañana, por increíble que pueda parecer, hablaremos de sexo. ... una agenda planificada Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 16 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo octavo: "A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo". (Jean de La Fontaine, 1621-1695, poeta francés). Una prueba evidente de cómo el amor de una madre, además de desinteresado, generoso, desprendido.. etc, etc, es capaz de poner en evidencia hasta a las mismísimas reglas de la física. Hasta hace no mucho, las mujeres mexicanas se estiraban los pechos hasta llegar a pasárselos por debajo de las axilas con una única intención: para dar de mamar a sus bebés, a los que llevaban a la espalda. A ver quién supera eso. ... botellón egipcio Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 15 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo séptimo: "Si deseas que tus sueños se hagan realidad ¡despierta!" (Ambrose Bierce 1842-1914, escritor satírico y periodista estadounidense) Contaba Luis Buñuel que su gran amigo Salvador Dalí durante algunos años en su juventud sólo se excitaba, sexualmente hablando, de una curiosa manera: llevando chicas a su piso, desnudándolas, poniéndoles un huevo frito en cada hombro y, sin tener ningún contacto más con ellas, echándolas a la calle. Y es que las costumbres sexuales, de las que hace algún tiempo ya vimos un amplio muestrario, pueden (y deben) ser tantas y tan variadas como las personas que quieran practicarlas. Van otras cuantas de las documentadas: Ginoticolobomasofilia: Obtener placer sexual sólo manipulando los lóbulos de las orejas Catagelofilia: Personas que sólo alcanzan el orgasmo placer cuando alguien les ridiculiza. Keraunofilia: placer sexual por los rayos y los truenos. Maieusiofilia ponerse como una moto viendo mujeres embarazadas Knisofilia: ponerse caliente al olor del incienso. Chaping: ponerse cachondo dándole repetidamente con el pene en la cabeza a la pareja Amaurofilia: alcanzar el placer sólo cuando la pareja tiene los ojos vendados. Centrocrefilia: fijación por espachurrar la bolsa escrotal (en la variantes "propia" o "ajena") contra un cristal. Para otro día más.. al fin y al cabo lo de los huevos fritos tiene un trago y Dalí llegó a "genio". ... psicoanálisis químico Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 14 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo sexto: "Uno de los más serios problemas del mundo actual es que muchas personas creen que, porque han estudiado, no tienen que pensar". (Aldo Cammarota, 1930-2002, cómico argentino) La conclusión del estudio no deja lugar a dudas: Los hombres que usan habitualmente corbata y que tienden a apretársela en exceso incrementan la presión ocular, un factor de riesgo que puede derivar en ceguera. Lo dicen investigadores del "New York Eye an Ear Infimary". En concreto, la hipertensión ocular ocurre cuando la corbata constriñe la vena yugular, propiciando un aumento de la presión venosa, que, a su vez, incrementa la presión de los ojos. Como consecuencia, ciertas personas con este hábito pueden desarrollar un glaucoma, es decir, un aumento excesivo de la presión del fluido intraocular que termina dañando el funcionamiento correcto del ojo. Seguro que acabo de salvar la vida a alguno. De nada. ... listas para su "trabajo" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 11 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo quinto: "Lo mucho se vuelve poco con desear otro poco". (Francisco de Quevedo, 1580-1645, escritor español). Para celebrar el tercer cumpleaños al frente del país, el rey Jerjes, monarca de la antigua Persia, invitó a algunos cientos de sus "íntimos" a celebrar una fiesta que duraría seis meses. Cuando iban por el día 180, séptima jornada interrumpida de una de las juergas temáticas, Jerjes, que estaba borracho como una cuba, mandó llamar a la reina Vashti ordenándole que bailara desnuda, sólo con la corona puesta, ante la corte. Cuando Vashti se negó, Jerjes, muy afectado por la negativa, la desterró anunciando que después de los seis meses de la fiesta en vigor, comenzaría un concurso de belleza de otros tres años de duración para buscar a la sustituta de la ex reina. Un servidor, a pesar de cumplir mañana al frente de este blog los mismos años que el rey Persa, y aunque su más ferviente deseo sería hacer algo parecido con todos los que de vez en cuando os pasáis por aquí (no, que bailéis desnudos, no, lo otro) se tiene aguantar con algo más modesto pero igual de sincero: daros las gracias a todos. Un año más. Y van tres. Como siempre pasad y tomaros algo Hasta el lunes. ... historias "extra-ordinarias" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 10 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo cuarto: " Lo que me gusta del hombre es la inteligencia, el sentido del humor y un cuerpo fantástico. Pero si tiene un cuerpo fantástico puedo olvidar lo demás". (Madonna Louise Veronica Ciccone Fortín, 1958, cantante) Que "orgía" y "romanticismo" pueden ser dos conceptos perfectamente compatibles (e incluso complementarios) es algo fácil de comprobar a lo largo de la historia. Una cosa puede llevar a la otra. Así, en las bacanales romanas (igual que antes en las dionisíacas griegas) era normal (aparte de los habituales disfraces de sátiros, silenos o ninfas) que los hombres fueran vestidos de mujer y las mujeres de hombre. Unas fiestas en las que se bebía y se bailaba sin parar hasta alcanzar el éxtasis, momento en el que los unos se entregaban a los otros. Lo normal, vamos. Pero de aquellos "polvos" también salían sus correspondientes "lodos" y cuando los arqueólogos desenterraron Pompeya encontraron en las paredes de los sitios destinados al desenfreno carnal (suspiro de envidia), numerosas declaraciones de amor de habituales practicantes. También hay que tener en cuenta que estamos hablando de "romanos", un pueblo que en cosas del "amor", tampoco estaba acostumbrado a poner muchos reparos. Solo hace falta ver la recomendación que hacía uno de sus poetas satíricos, Juvenal, para resolver tan imperiosa como fisiológica necesidad:
  "... si duerme el amante, se manda a cada una que lo despierte; si no lo encuentra, se recurre a los esclavos; si no aparecen esclavos, se paga un aguador; si no se encuentra éste y aún faltan hombres, no vacilar en echar mano de un asno".
Ahora tenía que decir yo eso de "normal, ante la jodienda no hay enminenda", mucho más descriptivo y español que la delicadeza romana, pero mejor lo dejamos, que uno se está reformando. ... derecha e izquierda Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 8 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo tercero: "La imaginación es el ojo del alma". (Joseph Joubert , 1754-1824, moralista francés). Seguro que todo fue una impresión mía, seguro. Al fin y al cabo el chico tampoco tiene la culpa de estar en esos cinco minutos tontos que todos hemos tenido alguna vez cuando empiezas a estar enamorado. Malditas las ganas que teníamos ninguno de conocerla, pero claro, el pobre tenía tanta ilusión en presentarnos a su nueva "novia" que ayer, cuando ella pasó a recogerle, ya no hubo manera de escaquearnos del asunto. ¡Qué menos que tomarte un café con los "afortunados"! Al fin y al cabo entraba dentro del horario de trabajo.. y perder el tiempo durante ese tiempo es sagrado. La señorita en cuestión se empeñó en saludarnos con un apretón de manos, hasta ahí bien, pero la cosa empezó a preocuparme cuando aquello se hacía interminable y no sólo no soltaba mi mano sino que me había agarrado por el brazo con la otra dándome toda la impresión de haber caído en un cepo. Atrapado sin salida por una mujer, lo último. Los diez minutos siguientes demostraron que la ley de la relatividad es cierta. Apenas fueron eso, diez minutos, pero la cantidad de tonterías que los "recién enamorados" pudieron hacer delante del resto, fue antológica; desde entrelazarse los vasos como si fuera un brindis cada vez que bebían la cerveza, hasta simular un par de peleas sobre quién quería más al otro, imitando unas voces infantiles que habrían hecho sentir vergüenza hasta a los mismísimos dobladores de los Teletubbies. Pero lo peor estaba por llegar, resulta que ella había empezado una bitácora para contar, minuto a minuto, todos los detalles de la relación incluyendo imágenes "photoshopeadas" de cómo serían los hijitos con él. Empiezo a plantearme seriamente si esto de los blogs no será una peligrosa arma de destrucción masiva. O quizá sólo estoy perdiendo romanticismo. No sé. Hasta el jueves, que mañana 9 celebramos "celebración".. y con todo el gusto del mundo. ... el primer sombrero de copa Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 7 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo segundo: "Los cautos rara vez se equivocan". (Confucio, 551 a.C.- 478 a.C. filósofo chino) A pesar de las irrefutables pruebas (la última aportada hace muy pocos días) demostrando que lo más lógico, sensato, razonable (y sobre todo placentero) es buscarse una pareja del mismo sexo cada vez que uno pretende realizar ciertas e imprescindibles necesidades fisiológicas, no podemos olvidar que aún hay gente "rara" que, obviando la realidad, prefiere mantener relaciones sexuales con personas del sexo contrario. Pues tampoco tienen que perder la esperanza. Hay solución. Aunque el tema está bastante más complicado y es casi "contra natura", también existen algunas reglas que pueden ponernos sobre la pista en tan delicado asunto. Y aunque ya vimos alguno, quedan más, muchos más, métodos -tan efectivos como baratos- capaces de determinar con cierta exactitud, la compatibilidad de una pareja de distinto sexo. La respuesta, como siempre, en el kamasutra. Según éste tratado de sabiduría sin igual, los varones se clasificarán conforme al tamaño de su pene en liebre, toro y caballo, mientras que las mujeres se clasifican, dependiendo de la profundidad de su vagina, en cervatillo, yegua y elefanta. Esto da lugar a las tres uniones ideales: liebres-cervatilla, toro-yegua y caballo-elefanta. Ahora, a buscar. ... salvarse por los pelos Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 4 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo primero: Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido. (Aristóteles, 384-322 a de C. Filósofo griego ) Por discrepancias con mis jefes laborales y después de muchos intentos, no he tenido otra opción que establecer unilateralmente mi sistema de trabajo. Yo creo que merezco "x" y ellos se empeñan en pagarme "menos x". La solución para no llegar a una bloqueo completo de las negociaciones se me ocurrió a mi solito: "trabajo" sólo las horas que, según yo, me pagan de una manera justa; el resto del tiempo que tengo que "pasar en el trabajo" por alguna extraña razón de un convenio de las narices, lo dedico a otras cosas que nada tienen que ver con el. La formula del "valor añadido" que llaman. Por cierto, la única manera para conseguir que acepten la propuesta es no diciéndosela. Tampoco es cuestión de robarles un tiempo que siempre dicen que "no tienen" con algo que puede solucionar uno mismo. Y como creo en la solidaridad y todo eso, lanzo la idea para quien la quiera, sin copyrights raros ni nada. Eso si, un consejo, no conviene valorarse mucho a la hora de establecer el precio, qué por lo menos el sueldo mensual dé para currar un par de días en semana, hay que comprender que si trabajamos para ellos es porque nos necesitan, no conviene defraudarlos, podrían caer en una depresión y lo que nunca debemos hacer es ponernos a su nivel. Por cierto hoy es viernes y, naturalmente, no me toca. Hasta el lunes. ... más historias "extra-ordinarias" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo primero: Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido. (Aristóteles, 384-322 a de C. Filósofo griego ) Por discrepancias con mis jefes laborales y después de muchos intentos, no he tenido otra opción que establecer unilateralmente mi sistema de trabajo. Yo creo que merezco "x" y ellos se empeñan en pagarme "menos x". La solución para no llegar a una bloqueo completo de las negociaciones se me ocurrió a mi solito: "trabajo" sólo las horas que, según yo, me pagan de una manera justa; el resto del tiempo que tengo que "pasar en el trabajo" por alguna extraña razón de un convenio de las narices, lo dedico a otras cosas que nada tienen que ver con el. La formula del "valor añadido" que llaman. Por cierto, la única manera para conseguir que acepten la propuesta es no diciéndosela. Tampoco es cuestión de robarles un tiempo que siempre dicen que "no tienen" con algo que puede solucionar uno mismo. Y como creo en la solidaridad y todo eso, lanzo la idea para quien la quiera, sin copyrights raros ni nada. Eso si, un consejo, no conviene valorarse mucho a la hora de establecer el precio, qué por lo menos el sueldo mensual dé para currar un par de días en semana, hay que comprender que si trabajamos para ellos es porque nos necesitan, no conviene defraudarlos, podrían caer en una depresión y lo que nunca debemos hacer es ponernos a su nivel. Por cierto hoy es viernes y, naturalmente, no me toca. Hasta el lunes. ... más historias "extra-ordinarias" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 3 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo: "Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar". Mark Twain, 1835-1910 escritor norteamericano) No es cuestión de hacer proselitismo. Sin embargo, los datos son tozudos y dejan poco espacio a la duda: mientras un varón puede eyacular en 30 segundos (y rara vez pasa del cuarto de hora), la mujer necesita una media de 30 minutos para llegar al orgasmo. Preámbulos amorosos aparte, por supuesto. La conclusión es evidente: una relación sexual entre dos hombres siempre será mucho más lógica -y por lo tanto mucho más placentera que es de lo que se trata la mayoría de las veces-, que cualquiera que se pueda producir entre hombre y mujer. Luego el sexualmente "raro" soy yo... ... tres por noche Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Capítulo Sexcentésimo trigésimo noveno: "A los 20 años nos preocupa lo que los demás piensan de nosotros. A los 40, ya no nos importa. A los 60 descubrimos que los demás no han pensado en nosotros en absoluto" (Jock Falkson, 1948, escritor norteamericano) Por mucho tiempo que pase, por más que sus descendientes, con el único fin de que olvidáramos la cruel y miserable humillación a la que, por su culpa, nos vimos sometidos un nefasto día de nuestras vidas, hayan intentando lavar su imagen inventándose algún que otro merito literario, nosotros no olvidamos. El responsable de tan inhumana y brutal vejación tiene nombre propio: Frances Hodgson Burnett Semejante personaje publicó en 1885 "El pequeño Lord", novela sobre un protagonista verídico, el lord infantil Fauntleroy, cuyas ilustraciones popularizaron la imagen de un niño que iba siempre vestido de forma emperifollada y hasta presumía de tener en su ropero un uniforme de la marina. El gran éxito que obtuvo con su "brillante" relato instauro la costumbre de que los hijos varones de las familias acomodadas primero, y del resto después, hicieran la Primera Comunión vestidos de uniformes. Él es el culpable último de algunas de las más espeluznantes, terroríficas y aterradoras imágenes que nunca debieron producirse pero que están ahí para escarnio y vergüenza de sus obligados protagonistas. ... a la luna de Valencia Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

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