copia de seguridad

miércoles, 31 de enero de 2007

Capítulo Noningentésimo séptimo: "La mujer es como la sombra: si la huyes, sigue; si la sigues huye. (Nicolás-Sebastien Roch, 1741-1794, escritor francés) George Alfred Brown era un inteligente político inglés capaz de conducir con mano de hierro el Ministerio de Asuntos Exteriores Británico. El hombre sólo tenía un pequeño defecto: le gustaba demasiado empinar el codo. En una recepción, le correspondía abrir un baile, pero iba algo cargado de champán. Tambaleante se acercó al centro de la sala y dijo: "Preciosa señorita de vestido escarlata, ¿me hace el honor de bailar conmigo?" Una voz grave respondió: "De ninguna manera. Primero, porque usted ha bebido demasiado. Segundo, porque esto no es un vals sino el himno de Venezuela. Y tercero, porque no soy una señorita con vestido escarlata, sino el nuncio de Su Santidad". Repetimos: si quieres ligar lo mejor es que beban. ... las de dudosa reputación Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 30 de enero de 2007

Capítulo Noningentésimo sexto: "Si el esfuerzo que se gastó en la investigación de la personalidad femenina se hubiese gastado en el programa espacial ya estaríamos vendiendo hamburguesas en la luna" (Steven Wright, 1955, humorista estadounidense) Tengo unos amigos que juegan al tenis. A mí me parecen unos insensatos. Creo que el tenis después de los veinte años es un ejercicio destructor. Y si quien lo hace ha comenzado su practica después de haber cumplido los veinticinco, peor para su corazón que la bomba atómica para Hirosima. Tan lamentable como la manía que tiene algunos por hacer "footing". Una persona de respetable edad corriendo al trote me parece un espectáculo irresistiblemente penoso. A uno de ellos le ha dado ahora por el golf. Yo, hombre joven sedentario y sedante, contemplo semejante desatino desde la distancia. El juego es muy propio de la terquedad y la carencia de imaginación de los ingleses. Colocar una bolita artificial, bastante cara, sobre otra natural millones de veces mayor y obstinarse en golpear a la pequeña sin rozar a la grande es tarea, por lo visto, apasionante, aunque inútil. Es verdad que con el juego se consigue caminar esos seis o siete kilómetros que los médicos consideran imprescindibles para mantener sano el corazón, pero llegado a este punto siempre me acuerdo de aquel cantante navideño, Bing Crosby, que después de haber hecho esa caminata cayó fulminado por su corazón junto al hoyo dieciocho. Precisamente el último. Antes a los hombres (personas) nos fulminaba el corazón la mirada de unos ojos negros, pardos o azules. Ahora nos destroza el corazón la mitología anglosajona del ejercicio físico. Antes estábamos mejor. Yo soy de los de antes ... dormir Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 29 de enero de 2007

Capítulo Noningentésimo quinto: "Las personas a las que nada se les puede reprochar tienen, de todas formas, un defecto capital: no son interesantes. (Zsa Zsa Gabor, 1917, actriz húngara) San Valentín a la vuelta de la esquina. Naturalmente hay que pasarse los días que faltan diciendo que el catorce de febrero es una cursilada como la copa de un pino, que el catorce de febrero no es más que un invento de los grandes almacenes para vender más, que el catorce de febrero es un día como otro cualquiera, y que ¡por supuesto! uno siempre apreciará mucho más un regalo, por tonto e inocente que sea, cualquier otro día del año que un catorce de febrero. Y naturalmente después de dar la tabarra mil veces, de anunciar a tu compañero doméstico que pasas olímpicamente de semejante día y que ni se le ocurra comprarte nada, llegará el catorce de febrero y acabaras con cara de tonto pensando en la cantidad de veces que tu compañero doméstico hace justo lo contrario de lo que tu le pides y tiene que elegir precisamente ese día para hacerte caso. Este año ni una palabra del catorce de febrero. ... a pesar del tamaño, no querrás ser un elefante Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 26 de enero de 2007

Capítulo Noningentésimo cuarto: "Un flirteo es como una pastilla: nadie puede predecir sus efectos secundarios". (Catherine Deneuve, 1943, actriz francesa) Peluche informativo. No es tanto el qué podamos o no hacer cada vez que viajemos al extranjero como el dónde lo hagamos si podemos. Hoy un dato imprescindible para viajeros despistados: edad de consentimiento legal para mantener relaciones sexuales.

Y ante la duda que no quepa la menor idem: abstenerse. La frase de Catherine Deneuve lo dice bien clarito. Hasta el lunes. ... más historias "extra-ordinarias" cada día Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 25 de enero de 2007

Capítulo Noningentésimo decimotercero: "El último escalón de la mala suerte es el primero de la buena" (Carlo Dossi, 1849-1910, novelista italiano) Dicen los señores de la Unesco que cada quince días desaparece una lengua (de las que se hablan) en algún lugar del mundo. Dicen los señores de la Unesco que hay casi 600 idiomas hablados por menos de cien personas, lo que los coloca en un inminente peligro de desaparición (con algunos casos extremos como el bishuo hablado únicamente por un padre y su hijo en una aldea africana o el eyak que sólo lo habla en Alaska una señora que, aunque sólo sea por su edad -90 años- , tiene ya algo más que un pie en la tumba). A lo que iba. En uno de los puestos más altos de la larga (largísima) lista de cosas que me producen envidia de los demás (sana, insana, mediopensionista y de la otra), hay una que siempre estará entre las diez primeras: la capacidad que tienen algunos para aprender otras lenguas. Me pasa como al portugués que decía Moratín. Admiróse un portugués De ver que en su tierna infancia Todos los niños de Francia Supiesen hablar francés. Cambiamos el paisano luso por uno de Salamanca, y yo mismo. ... los usos vegetales de la aspirina Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 24 de enero de 2007

Capítulo Noningentésimo segundo: "La televisión es más interesante que las personas. De no ser así, deberíamos tener gente en las esquinas de nuestras habitaciones. (Alan Coren, 1938, escritor británico) Y lo malo es que me soy de los que todavía se acuerdan de la margarina Natacha, las pipas Arias, las napolitanas Cuetara, las rosquillas Girasol Rio, los chicles bang-bang, la botella de anis Bendor (¡aquella campanita al cuello!) la Mirinda, la leche Collantes (que hace a los niños gigantes) las pipas Churruca, el Cynar, el Pita-Gol, el flan Potax, el Calisay (¡ay ay ay que me sabe a Calisay), los Bucaneros, los Bonnys y los Tigretones, los Tronkitos, la gaseosa Konga, los helados Camy, el flan chino Mandarín, la doscientosventidos (la galleta que se pide por su número), el chicle Tico-Tico, el vino Savin la quina Santa Catalina, el anís Castellana (el anís de España), las pipas Facundo (siento dejar este mundo sin probar pipas Facundo) el ponche Caballero (Pon pon pon.......che Caballero", el Málaga Virgen (ten mi copa, llénala, vamos todos a brindar, Málaga virgen en tu copa el sabor de la amistad....) Y así hasta el infinito... Definitivamente los de la generación del Anfimón nos estamos haciendo mayores. ... dilución de la responsabilidad Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
ADEMÁS: Atrévete a probar la escritura del subconsciente en qué estás pensando de verdad. Conoce la respuesta en este test.

martes, 23 de enero de 2007

Capítulo Noningentésimo primero: "Hay muchas personas que no saben perder a solas el tiempo y son el azote de las que tienen ocupaciones". (Edgar Allan Poe, 1809-1849, escritor norteamericano) Parece que no les basta con reducir hasta límites casi imposibles los metros cuadrados útiles de las viviendas. Además nos engañan cuando la miden. Y naturalmente a su favor. Lo explica un muy ilustre investigador, David Bodanis, que en su libro "los secretos de una casa" explica como, cuando la luz, tras atravesar sin mucha dificultad la pintura, llega a los ladrillos de las paredes dilatándolos algo que, unido a que con el calor el techo también se eleva, hace que, en su conjunto, la casa se expanda varios centímetros cúbicos, Tanto más cuanto más caliente el sol. Por supuesto, por la noche los materiales vuelven a su sitio, pero ¿cuántos de ellos que se dedican a medir y tasar pisos te hacen las mediciones a esas horas?. Que son precisamente las más beneficiosas para el hipotecado propietario y las peores para ellos. ¿Sólo casualidad? Vale, sé que sólo son unos cuantos centímetros cúbicos pero con el tamaño que tienen hoy las casas y al precio que se paga, cualquier milímetro milimétrico, por pequeño que sea, es una pasta. La próxima vez que intenten medirte la casa que sea en una fría noche de invierno, Por lo menos. ... policia y fetischista Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 22 de enero de 2007

Capítulo Noningentésimo: "Entrar en el terreno de los hechos es entrar en el mundo de los límites" (Gilbert Keith Chesterton, 1874-1936, escritor inglés) No digo yo que la pregunta me quitara el sueño. Al fin y al cabo la explicación de ser el aparatito que quite los desagradables, aunque naturales, olores, bien pudiera haber servido para bautizar a la taza del retrete de toda la vida como "inodoro". Pero claro tenía que haber truco. Al fin y al cabo semejante explicación podía servir también para llamar inodoro a cualquier inofensivo orinal ya que cumple justamente la misma función, más manual y tal, pero sirve para lo que sirve: para deshacerse, entre otras cosas, de los elementos capaces de producir ciertos olores. Resulta que la taza del retrete como tal fue inventada por el 1883 sin demasiado éxito. ¿La razón?, no era más que una versión del orinal de siempre con tapadera. Pensando, pensando a un señor se le ocurrió ponerle una cisterna y aquello empezó a mejorar aunque tenia un gran inconveniente: al tirar de la cadena el agua arrastraba los que se había depositado allí, sí, pero al rato de no usarlo por aquel agujero, ya seco, empezaba a salir un penetrante olor de lo más desagradable, un olor que no desaparecía hasta que otro tironcito de cadena aliviara el ambiente. Consecuencias: uno se deshacía medianamente bien de los residuos orgánicos, pero aquello apestaba. Fue un tal Thomas Crapper al que se le ocurrió la idea: oponer un sifón que garantizara que iba a quedar siempre en el fondo del "aparato" una pequeña cantidad de agua para evitar que subieran los malos olores que se formaban entre un uso y otro. Visto el resultado y por aquello de vender mejor su producto destacando su nueva cualidad, empezó a llamarlo "inodoro" y hasta ahora. Por cierto ¡qué invento! ... prensa amarilla Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 19 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo noveno: Lo que para uno es derroche, para otro es virtuosa inversión. (Amando de Miguel, 1937, sociólogo español) Un ejercicio para este fin de semana. Teniendo en cuenta que según el último estudio realizado por una marca de preservativos con las preguntas: 1- ¿Has practicado sexo en alguno o algunos de estos lugares? (marque con una x el que /los que correspondan) 2- ¿Te has masturbado alguna vez en alguno o algunos de estos lugares? (marque con una x el que /los que correspondan) Y cuyo resultado ofreció unos porcentajes de:

Se tratará, en la medida de lo posible, de mejorar aquel lugar y o lugares que a uno más le gusten con la sana y educativa intención de que dichos lugares mejores su posición en la próxima encuesta que pueda realizarse. Hasta el lunes. ... más historias "extra-ordinarias" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 18 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo octavo: "Cerebro: aparato con el que pensamos que pensamos". (Ambrose Bierce, 1842-1914, escritor estadounidense) Hoy, que las prisas laborales están en uno de sus momentos más críticos, no me resisto a copiar un texto ajeno. Por largo que sea.
¿Cómo explicar esos amores patéticos, llenos de sufrimiento y renuncia? ¿o esos otros absolutamente altruistas? ¿y esas rupturas de parejas que "parecían hechos el uno para el otro"? ¿o la persistencia del amor hacia quien maltrata a su pareja?. El amor constituye en sus diversas formas uno de los motores básicos del comportamiento humano. Es junto a la salud y el dinero una de las fuentes de felicidad y al tiempo de desdicha, así como el núcleo argumental de buena parte de la literatura y el cine. Sin embargo, hasta hace poco no ha preocupado especialmente a los investigadores de la conducta, entre otras razones porque no es un comportamiento que pueda observarse, sino un estado interno cuyas evidencias externas no son tan obvias (es posible estar enamorado sin síntomas de conducta claros). Por ese motivo, frente a las investigaciones sobre conducta sexual -más habituales- son escasos los estudios que se han centrado en el amor y en sus diversos aspectos (creencias, actitudes, elección de pareja, estrategias de seducción, estilos amorosos, intercambio y poder en la relación, conducta sexual, etc.). De ahí la relevancia de la investigación a la que se hace referencia en estas páginas, la primera realizada en España con muestras representativas de la población. Aunque los grandes interrogantes seguirán sin respuesta, estos datos nos pueden ayudar a comprender mejor el fenómeno amoroso. El ansiado flechazo solamente llega para 1 de cada 4 personas, las otras 3 se van enamorando poco a poco. Uno de los resultados más claros del estudio, y al tiempo de los más preocupantes, es la generalizada aceptación por buena parte de los españoles de unas creencias sobre el amor que, en general, resultan más bien erróneas. Por ejemplo, el mito de que existe una pareja predestinada para cada cual (media naranja) resulta además absurdo: la mayoría de los entrevistados dice haber hallado a su pareja en su entorno (compañeros de trabajo, estudios, o residencia) o de modo casual. La creencia de que la pasión amorosa verdadera dura toda la vida resulta, además de ingenua, difícilmente compatible con ciertos imperativos psicológicos y biológicos. Esa pasión eterna en la que cree buena parte de los españoles se desvanece, de promedio, en torno a los cuatro años, según algunos estudios recientes. ¿Y qué decir sobre la creencia según la cual cuando se ama de verdad, se es fiel a la pareja siempre? ¿O la de que el amor lo puede todo? La base del matrimonio es el amor: el 86% de los encuestados piensa que uno sólo debe casarse por amor. Estas ideas, impregnadas de un evidente romanticismo fílmico, son preocupantes no ya por su escasa racionalidad, sino por sus resultados: expectativas irreales, desengaños, exigencias imposibles de satisfacer, rupturas precipitadas, relaciones fallidas, etc. Con ese equipaje de creencias, un obstáculo, el declive de la pasión, una infidelidad, se convierten en prueba de que el amor no era verdadero, o ya no existe, lo que lleva a la ruptura. Aunque, según indican los datos, al aumentar el nivel educativo se asumen menos esas creencias, lo que refuerza una idea básica: en estas cuestiones es posible aprender. Muy en línea con lo anterior, la mayoría de los entrevistados considera que las personas sólo deberían casarse por amor. Así, según los datos, buena parte de sus relaciones estables surgieron sin preocuparse mucho por el futuro (trabajo, hijos, familia...) o por la compatibilidad de la pareja. Ya se sabe, el amor lo puede todo, y la pasión (eterna) sustentará la relación. No vendría mal recordar que la asociación amor-matrimonio no ha sido dominante en otras épocas o culturas, en las que se imponía el pragmatismo a la hora de concertar las relaciones. Cuando se plantea una relación esporádica, lo que más cuenta para el 53% es el atractivo físico En cierto modo, da la impresión de que todavía persiste en nuestra sociedad, en mayor o menor grado, un tipo de amor que cabría denominar dependiente o adictivo. Se trata de un amor centrado en uno mismo -a menudo fruto de una inmadurez afectiva- que conduce a la necesidad del otro para llenar las propias deficiencias ("te necesito para ser feliz", "no puedo vivir sin ti"), a un amor posesivo, a la emergencia de celos (de hecho, la mayoría de los entrevistados consideran insoportable la idea de que su pareja le sea infiel)... Por desgracia, y bajo la apariencia de "amor verdadero", este tipo de amor, además de generar problemas y sufrimientos tarde o temprano, no garantiza la propia felicidad (ningún ser humano puede llenar a otro) ni tampoco la de la pareja. En el camino hacia un amor más consciente y maduro (no tan centrado en uno mismo, menos celoso y más realista) emergen escollos. Dos son fundamentales: la inmadurez del individuo y el escaso conocimiento de los procesos que participan en el enamoramiento y en el curso de una relación. En ambos aspectos, y sobre todo en el último, se puede mejorar. El 1,4% de los hombres dice que ha tenido relaciones con más de 100 personas. Ninguna mujer confiesa tantas. Porque mientras los españoles estudian, tal vez con desmesura, desde el aparato digestivo de los reptiles hasta los avatares de los reyes godos, raramente aprenden algo sobre el comportamiento amoroso. No se habla de ello en exceso en el seno de la familia, se ignora en los centros educativos, y los medios de comunicación ofrecen a menudo una imagen distorsionada. Con lo que sólo queda aprender por experiencia propia; pero tampoco es muy factible: la mayoría de los entrevistados con pareja afirma haber tenido sólo una relación estable en su vida... De esta forma, las versiones adolescentes sobre la temática amorosa reflejan una clara confusión, mezclando enamoramiento, amor y deseo sexual, creyendo incluso amar cuando sólo desean o justificando el deseo llamándolo amor. El sexo diario le toca al 2,4%; al 28,7%, 2 o 3 veces semanales; al 15,5%, una por semana y al 20,9% varias al mes Siempre conviene ser prudente respecto a lo que uno cree ver, sobre todo, cuando se está enamorado. Por definición, el enamoramiento constituye una fase, necesaria tal vez, de hiperactivación emocional y afectiva, en la que la otra persona no aparece como lo que es, sino como resultado de una clara idealización y/o proyección en él/ella de todo tipo de deseos, expectativas, necesidades, ilusiones, modelos interiores... Por ello, debe cuestionarse -por duro que resulte- lo que se cree percibir en la otra persona. Los datos sobre el atractivo físico así lo señalan: los entrevistados emparejados tienden a hallar más atractiva a su pareja que a sí mismos, lo que refleja (al ser matemáticamente imposible que lo sea) una distorsión de la realidad. Y si algo observable se distorsiona, ¿qué no ocurrirá con otros rasgos menos visibles? Otro aspecto central de este análisis reside en las diferencias entre varones y mujeres. Buena parte de los tópicos parece seguir vigente, según se desprende de los concursos de parejas o programas sobre el amor en las televisiones, ejemplos patéticos además de esas relaciones inmaduras, adictivas o dependientes. Por otra parte, también de los datos emergen algunas diferencias muy claras. Así, los varones reconocen una mayor tendencia a la promiscuidad sexual y a la infidelidad, mientras ellas valoran más la fidelidad. Son también ellos más que ellas quienes, en general, llevaron la iniciativa en el inicio de la relación y de los primeros contactos físicos. El amor de verdad lo puede todo. Así lo creen 7 de cada 10 españoles Sigue en pie la tendencia femenina a vincular el sexo con el amor más que los varones, capaces de una mayor separación. Aparecen también algunas diferencias en las estrategias de seducción, sobre todo en relaciones a corto plazo o esporádicas. Pero no hay diferencia en la mayor o menor valoración que se dé a los celos emocionales o sexuales. Sobre la conducta sexual en la pareja, resulta sugerente comprobar que los varones emparejados aseguran mantener intercambios sexuales con una frecuencia superior a la que afirman las mujeres emparejadas... ¿Cómo es posible? ¿Exageran los varones para adecuarse a la norma social al respecto? ¿O sus intercambios sexuales no son con su pareja, como indican los datos de infidelidad? Seis de cada 10 personas han mantenido a lo largo de su vida una sola relación amorosa estable. Podrían extraerse otras muchas consideraciones. Pero quizá, para concluir, debería recordarse que una relación amorosa constituye un camino plagado de dificultades y contradicciones, de las que hay que ser plenamente conscientes: la convivencia tiende a resaltar los aspectos negativos, la satisfacción del deseo tiende a acabar con él, la idealización se enfrenta a la realidad cotidiana, el deseo de independencia al compromiso con la pareja, la pasión tiende a declinar, el deseo de curiosidad y novedad sexual lucha contra la fidelidad... Fundamentar una relación pretendidamente estable, que dará lugar a una familia y a unos hijos, basándose sólo en la pasión o enamoramiento no constituye precisamente un síntoma de lucidez. Hacerlo además sin un adecuado autoconocimiento, en momentos de baja autoestima o fragilidad personal, constituye una decisión casi condenada al fracaso. Por ello, en estas cuestiones sería aconsejable utilizar una cierta racionalidad, no mayor pero tampoco menor de aquella con la que actuamos en otros aspectos de la vida (elección de profesión, residencia...)
Y aquí uno que está completamente de acuerdo. ... un pene ornamental Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 17 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo séptimo: "La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse." (Otto von Bismarck, 1815-1898, político alemán) Había una serie de televisión que "echaron" a principio de los años ochenta (yo, como joven de cierta edad que soy, la recuerdo) en la que se contaban los muy particulares enredos de dos familias: los Tate, ricos y los Campbell, pobres y sus aun más particulares componentes. Aparte de las dos hermanas un poco especiales, Jessica Tate y Mary Campbell, la serie tenía unos personajes un tanto peculiares: un criado negro que hacía lo que le daba la gana, un hermano que siempre hablaba por boca de su muñeco, un abuelo que pensaba que la guerra no había terminado y se paseaba con uniforme dando ordenes a todo el mundo y hasta un gay (al que interpretaba Billy Cristal) cuya única obsesión era cambiar de sexo. La serie no podía ser más enrevesada y cualquiera que la viera lo único que podía hacer, además de descojonarse con las situaciones, era felicitar a los guionistas por tener la imaginación que tenían a la hora de escribir semejantes enredos. ¿Imaginación? ... bueno, depende, muchas veces basta con echar un vistazo a la realidad para escribir el más extraño de los guiones. La siguiente noticia está tal cual:
Ésta es una historia rocambolesca, pero real como la vida misma. Bernadette y Joyce son una pareja de ancianas británicas que pronto harán oficial su unión de hecho. Pero esto no es lo más llamativo, porque Bernadette era antes un hombre que cambió de sexo en 1991. Además Bernard -médico de profesión y asesor científico del gobierno Thatcher.- ya había estado casado con Joyce: en los años 60, cuando ella quedó viuda, Bernard, gran amigo del difunto, la desposó y apadrinó a sus dos hijos. Bernadette ha tenido que divorciarse de Joyce como requisito previo para inscribirse en el registro de uniones civiles.
Para entender la jugada es conveniente tener a mano lápiz y papel. Hacer esquemas siempre ayuda a razonar mejor algunas cosas.

... solicito ermitaño, buenas condiciones Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 16 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo sexto: "A mediados de los 80, los granjeros decidieron que había demasiada leche barata en el supermercado y el gobierno compró y sacrificó 1,6 millones de vacas lecheras. ¿Por qué nunca ha hecho algo así con los abogados?" P.J.O´Rourke, 1947, humorista estadounidense) Pasando de botox, liposucciones, presoterapias, inyecciones de colágeno o asquerosas mascarillas de yogurt semidesnatado con trozos de piña colada. Fuera depilaciones, estiramientos, dermoabrasiones, liftings o peelings. ¿Quieres parecer más atractivo a tu pareja en menos de diez minutos y por bastante menos de lo que te costaría un politono de Bisbal? peluche práctico tiene, como siempre, la solución. Científicamente comprobado: con unos tragos los demás parecen más guapos. Lo han demostrado unos científicos escoceses al comprobar que quienes tomaban tres cervezas encontraban a los miembros del sexo opuesto (o del mismo si son personas minimamente inteligentes) un 25% más atractivos que los sobrios. ¿Razones? Las hay, las hay. El alcohol estimula la parte del cerebro (nucleus accumbens) que controla la atracción sexual y ésta se dispara con un determinado grado de alcohol en sangre. No le des más vueltas, pasa del contorno de ojos y que beban, que beban. ... demonios Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 15 de enero de 2007

Aguantar al jefe es una necesidad por la que a uno le pagan, -poco, muy poco- , pero aguantar las tonterias continuas del gracioso de turno, -en todos los trabajos hay un gracioso de turno-, es algo que te acaba desquiciando más que ver al monstruo de las galletas comiéndose una caja de polvorones. Cada tonto tiene su especialidad y a mi me ha tocado todo un artista en rimas: invariablemente y hables de lo que hables, acabará la frase soltándote una imbecilidad a tono con la terminación de tu última palabra, o en su defecto haciéndote una pregunta para que el pueda desplegar todo su arte : ¿quién sabe cómo se llamaban los hermanos que iban con Colón a América?. Vale, uno se pone pedante y responde lo más rápido que puede lo de "...pues los Pinzones," mientras él salta redondeando la jugada con un "..pues tócame los cojones." El mecanismo es siempre el mismo, uno pronuncia una palabra que acaba en "ones" y él tio siempre intenta que lo repitas con la excusa de no haber entendido, cuando dices alto y claro algo como melones, jamones o balcones, ya no tienes escapatoria. Por mucho cuidado que uno le ponga siempre acaba haciendo la gracia, que el problema no sólo está en las palabras terminadas en "ones", sino que es capaz de hacer impresionantes rimas con palabras que acaban en "ito", "ota", "ajo", "ino" y ¡como no!, su favorita, en "olla". Aunque su especialidad son los números, es un verdadero maestro en preguntar la hora cuando sabe perfectamente que faltan cinco minutos para algo y todo un juglar en cuanto se pronuncia el número ocho.. la experiencia es lo que tiene. Además ha desarrollado un mecanismo por el que siempre te acaba cogiendo, si ve que durante tres frases seguidas no ha podido soltar ninguna de sus estupideces, acabará hablando de algo como, por ejemplo, el "danismo" con el único motivo de que le preguntes ¿y qué es el danismo",? a lo que eufórico y con la mejor de sus sonrisas te lo aclarará: "..un huevo colgando y el otro lo mismo". Y tú, pensando en lo que tienes que aguantar por una mísera de sueldo. Hay lunes en lo que en lo único que puedes pensar es lo agusto que se está en la cama. ... peligrosos para la virginidad Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 12 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo cuarto: "Las mujeres han servido todos estos siglos como espejos mágicos que poseían el delicioso poder de reflejar la figura masculina al doble de su tamaño natural" (Virginia Woolf 1882-1941 novelista británica) Los piercings no son una cosa nueva. Ya la antigua realeza egipcia se anillaba (por cuestión estética) el ombligo y en Roma era costumbre que los miembros de la guardia del Cesar llevaran aros en los pezones como muestra de virilidad y coraje. No perdamos las buenas costumbres: si hoy es viernes, toca (hablar de) sexo. Aprovechemos que el Pisuerga pasa por Valladolid y vaya un pequeño recorrido por algunos de los piercings o anillas que se usan con una finalidad que va más allá de la estética: la de conseguir, con su uso, un mayor placer sexual. Prince Albert: así llamado porque fue el Principe Alberto el primero que lo usó con la intención de que le quedara el prepucio retraído y así mantener su miembro limpio y libre de malos olores, unos malos olores que parecían molestar mucho a la reina. Consiste en un aro que se pasa a través de la uretra y hasta la base del glande (a la altura del frenillo más o menos). También fue muy usado por los miembros de la alta sociedad victoriana para sujetar sus genitales en una de las perneras de los pantalones, unos pantalones que según la moda de la época eran extremadamente estrechos. Apadravya: barra con dos esferas en sus extremos que atraviesa la punta del glande verticalmente. Según el Kama Sutra (que ya lo menciona) es uno de los piercings más placenteros para la mujer. Ampallang: similar al apadravya, pero aquí la barra se coloca horizontalmente (por encima de la uretra). Es muy usado por ciertas tribus del océano índico en el rito del paso de la niñez a la adolescencia. Dydoe: consiste en dos barras que atraviesan la corona del glande en paralelo, una para cada lado. Según cuentan sus seguidores es el mejor sistema para recuperar la sensibilidad perdida a causa de la circuncisión. Frenum: perforación en el frenillo del glande. Dicen sus usuarios que ayuda a retardar la eyaculación. Guinche: piercing de iniciación para los nativos de algunas islas de la plinesia y del pacífico sur. Se trata de una barra colocada entre el ano y el escroto y que teóricamente controlaría, presionando suavemente, el músculo del que depende la eyaculación. Foreskin: argolla colocada en el prepucio. En su origen se usó para asegurar la castidad impidiendo la erección (eran de mucho mayor tamaño). Ahora se usa simplemente por cuestiones estéticas. Hafada: perforación en el escroto. De origen árabe su función es simplemente decorativa. Ya, sé que sólo están los que usan los hombres y que las señoras y/o señoritas también tienen una ristra de ellos con sus nombres y todo. Pero uno sólo habla de lo que tiene más a mano y mi mano, que para las cosas sexuales es muy suya, jamás se acercaría a determinados sitios. Hasta el lunes. ... más historias "extra-ordinarias" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 11 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo tercero: "Tan perjudicial es desdeñar las reglas como ceñirse a ellas con exceso. (Luís Vives, 1492-1540, filosofo español) Mis vecinas, que son hermanas y duermen juntas desde que a una de ellas le atracaron en el portal a principios de los ochenta, quieren regularizar su situación como pareja de hecho alegando que se han acostado en la misma cama más veces que muchos matrimonios "bendecidos". Y es que ahora que estamos, o al menos eso parece, en el camino por igualar cualquier tipo de relación que dos personas libremente decidan establecer entre ellas, que ya era hora, no estaría de más rendir un pequeño homenaje a todas esas parejas de hecho que a lo largo de la historia y por los motivos que fueran, no tuvieron más remedio que ocultar sus sentimientos. Ejemplos hay a patadas, sin ir más lejos ahí tenemos a Astérix y Obélix Una relación tan evidente como la que existió entre este gordito repartidor de menhires, vivo ejemplo del "oso", y el bajito del gorro con alas, evidentemente el "chasser" de la pareja, fue ocultada sin ningún tipo de compasión por los autores. Ni en uno solo de sus capítulos pudieron mostrar públicamente su afectividad. Y eso que la cosa era más que evidente: miradas, complicidades.. y sobre todo un dato evidente que despejaría cualquier duda sobre su opción sexual: ¿algún hetero llevaría un bigote rubio peroxidado a juego con las cejas negras? Evidentemente no. Y no nos dejemos engañar: en cuestiones sexuales la naturaleza no ha prohibido nada, ha sido la "civilización", usando las religiones para amedrentar e intimidar, quien se empeña, (y en esas sigue) en prohibirlo prácticamente todo. ... cortinas Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 10 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo segundo: "Dejar de fumar es la cosa más fácil de hacer. Debería saberlo porque lo he hecho miles de veces. (Mark Twain, 1835-1910, escritor norteamericano) Ya lo he dicho en alguna ocasión: mi relación con el tabaco ha sido siempre la de una convivencia pacifica, tolerante y de buena voluntad por ambas partes: mi padre y mi hermano fumaban y los demás nos tragábamos sin rechistar la ración de humo que nos correspondía. Por lo tanto soy fumador a pesar de no haber fumado nunca (ni ganas de hacerlo), un dato que parece influir en que no me moleste lo más mínimo que, a pesar de los tiempos que corren, alguien encienda un cigarro a mi lado. Pero los datos son los que son: en los países europeos se dedica más dinero a subvencionar el cultivo del tabaco que a investigar contra el cáncer y las dos cosas, nos guste (o no) mirar para otro lado -intereses creados aparte- van unidas: uno de cada diez fumadores muere de cáncer de pulmón. Y empiezan a no servirme las disculpas que se buscan los fumadores para justificarse: fumar no es un riesgo que ellos asuman libremente. El tabaco es una droga, y una droga con un tremendo poder de adicción que la mayoría de las veces ha empezado en la adolescencia, una época en la que las defensas para este tipo de cosas no suelen ser las mejores. Y tampoco es un problema sólo de ellos. El coste, y no sólo económico, y el dolor que provoca un cáncer,-tan estúpido como evitable- en los que rodean al fumador, es una realidad. No se trata de prohibir, nunca ha servido de nada prohibir las cosas, se trata simplemente de pensar un poco y, si se quieren matar con el tabaco, que lo hagan, están en su derecho, pero que no nos hagan a los demás tragar sus humos, sobre todo habiendo como hay más maneras para "disfrutar" de semejante plantita. Por la nariz: el tabaco en forma de polvillo picante (bautizado como "rape") era la estrella en el siglo XVII en el que se consumía en grandes cantidades. Dicen que Napoleón gastaba más de cuatro kilos al mes. A pesar de producir cáncer de nariz se uso fue masivo. Al menos hasta que aparecieron los cigarrillos. Masticado: posiblemente el más práctico ya que se puede disfrutar en plan "manos libres". Tuvo su época de esplendor en el siglo XIX (las "escupideras" formaban parte del mobiliario de cualquier lugar ) aunque fue poco a poco olvidado posiblemente por sus inconvenientes: produce cáncer de lengua y de labios aparte de un color de dientes poco recomendable. Bebido: bien en licor (en Cáceres se fabrica con el nombre de "tabakito") o en infusión, como se hacía en algunas regiones del Amazonas para combatir la disentería. Al fin y al cabo el tabaco es un buen insecticida que acaba rápidamente con piojos y hormigas. Frotado: un buen emplasto a base de hojas de tabaco trituradas es un buen remedio (que ya usaban los indios americanos antes de la colonización) para tratar cortes, asma, migrañas, dolor de muelas, úlceras enfermedades de la `piel y hasta la tiña. Suma y sigue. Ninguno de ellos perjudica a los demás. Y ya que tienen otras muchas más opciones, que las usen. Así, todos contentos. ... curiosa curiosidad Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 9 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo primero: "La libertad no es el derecho a ser virtuoso; es el derecho a ser lo que uno quiere" ( Irving Wallace, 1916 - 1990 escritor norteamericano) Cuentan que George Fordyce Story, un respetado doctor del siglo XIX, era, además de un excelente médico, un empedernido tarambana. Estando en una de sus habituales juergas le llamaron para visitar a una señora y él, aunque como de costumbre había bebido de más, acudió rápidamente. Al acercarse a auscultar a la dama, la cabeza le daba vueltas y, entre dientes, dijo “Vaya borrachera más inoportuna”. A la mañana siguiente, recibió una nota de la dama: “Le agradecería, doctor, que no hablase a nadie de mi indisposición de ayer. Sin duda, fue una borrachera inoportuna, como usted diagnosticó nada más tomarme el pulso”. A veces hasta encuentro una explicación medianamente lógica a que me sigan pagando puntualmente a final de mes por mi trabajo. Pobres. ... aspiraciones Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 8 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo nonagésimo: "Venus, una bella y bondadosa muchacha, era la diosa del amor; Juno, una terrible fiera, la diosa del matrimonio. Y siempre fueron enemigas mortales" (Jonathan Swift, 1667-1745, escritor irlandés) Esta mañana al entrar al blog me he encontrado con que los Reyes Magos también se habían pasado por aquí y habían dejado una pequeña cajita azul. Con toda la ilusión del mundo la he desenvuelto y me he encontrado con una nota que decía "para la mejor gente que se pasea por internet, firmado Melchor, Gaspar y Baltasar" y un pequeño cuento escrito a mano que, haciendo caso de la nota, resulta que es para vosotros. Disfrutarlo.
La señora Marta Meacham poseía un establecimiento de panadería en la esquina. Es esa panadería en la que se entra subiendo tres escalones y donde repica una campanilla cuando uno empuja la puerta. La señora Marta tenía cuarenta años; era soltera; su cuenta en el banco sumaba dos mil dólares; tenía dos dientes postizos y un corazón muy sensible. Mucha gente se ha casado con mujeres de inferiores merecimientos. Dos o tres veces a la semana entraba en el establecimiento un cliente que no tardó mucho en llamar la atención de la panadera; un hombre de mediana edad, con gafas y una barba oscura cuidadosamente recortada. Siempre compraba lo mismo: dos rebanadas de pan duro. El pan tierno costaba cinco centavos la rebanada. El duro sólo valía cinco centavos cada dos trozos. Pero aquel hombre nunca pedía más que pan duro. Una vez, la señora Marta advirtió que su cliente tenía los dedos manchados de tinta. Supuso que era un artista, y desde luego, muy pobre. Evidentemente vivía en una buhardilla. Allí pintaría cuadros, comería pan duro y soñaría con las exquisiteces que hubiera podido comer en la tienda de la señora Marta. A menudo, cuando ésta se sentaba ente las chuletas, panecillos tiernos, té y jamón, suspiraba. Hubiera querido que aquel artista, de tan gentiles modales, compartiese sus gustosa refacción en vez de comer unas duras cortezas de pan en su desolado ático. Ya dijimos que el corazón de la señora Marta era muy sensible. Para comprobar sus sospechas respecto al oficio de su cliente, la señora Marta llevó un día al establecimiento un cuadro que había comprado en una subasta y lo apoyó en los anaqueles donde tenía el pan. El cuadro representaba un paisaje veneciano donde resaltaba un espléndido palacio de mármol (o eso pretendía el lienzo). Todo lo demás se reducía a un conjunto de góndolas, en algunas de las cuales viajaban damas que arrastraban por el agua las colas de sus vestidos, nubes, cielos, y una gran abundancia de claroscuros. Seguramente el artista so dejaría de reparar en aquellos pormenores. Dos días después entró en la tienda el esperado cliente. - Dos rebanadas de pan duro- encargó. Y, mientras se las envolvía, agregó con acento alemán: - Usted tener un cuadro muy bello, señora. La señora Marta, satisfecha de su añagaza, repuso: - ¿Si? Admiro mucho... -no se atrevió a decir "a los artistas" y completó-: el arte. ¿Le parece bueno este cuadro? El cliente dijo: En general no ser un buen dibujo. La perspectiva no ser acertada. Buenos días señora. Tomó el pan, se inclinó y salió presurosamente. No había duda de que era un artista. La señora Marta volvió a llevar el lienzo a su cuarto. ¡Qué dulce y bondadosamente brillaban los ojos de aquel hombre detrás de su gafas! Un hombre capaz de valorar una perspectiva con una sola mirada tenía que subsistir con una rebanada de pan duro... Pero es normal que el genio tenga que luchar mucho, antes de ser reconocido. ¡Qué estupendo sería para el arte y la perspectiva que el genio estuviese respaldado por una cuenta de dos mil dólares en un banco, más una acreditada panadería, y un corazón sensible, y...! En fin, señora Marta, ésos son sueños en mitad del día. Desde entonces, cuando el cliente venía siempre platicaba un rato con la señora y hasta parecía que deseaba escuchar sus palabras. Pero siempre compraba pan duro. Y jamás una empanadilla, ni uno de los deliciosos pasteles que ella llamaba Sally Lunns. La señora Marta comenzó a pensar que el artista adelgazaba y su aspecto parecía más abatido. Y ella siempre deseaba añadir algo a la parva comida de su cliente. Pero en el momento de intentarlo no lo osaba realizar porque creía que los artistas tienen mucho orgullo. Un día el parroquiano entró y, como de costumbre, depositó sus dos rebanadas de pan duro. Y mientras la señora Marta las buscaba, se oyó en la calle un gran estrépito y un camión de bomberos cruzó a toda velocidad. El cliente salió a la puerta, para mirar qué pasaba: Cualquiera hubiese hecho lo mismo. Y la señora Marta aprovechó esa oportunidad. Detrás del mostrador, en un anaquel, había manteca fresca, que el lechero había dejado unos minutos antes. Con el cuchillo, la señora Marta practicó una profunda incisión en cada uno de los trozos de pan duro y volvió a colocar las rebanadas en su forma original. Cuando volvió el parroquiano, ella estaba empaquetando el pan. Una vez que el artista se hubo ido, después de una breve y placentera plática, la señora Marta sonrió para sí, no sin cierto estremecimiento en su corazón. ¿No habría sido demasiado atrevida? ¿Se ofendería el artista? Seguramente no. Allí no había ningún mensaje especial. La manteca no simbolizaba la audacia de una soltera. Mucho tiempo pasó cavilando sobre aquel tema. Imaginaba la escena que se produciría cuando él descubriese aquel pequeño engaño: el artista soltaría su paleta y sus pinceles; miraría su caballete en el que lucía su pintura que resistía cualquier crítica. Luego, se dispondría a tomar su almuerzo, consistente en pan duro y agua. Mordería una rebanada y... ¡Ah! La puerta sonó violentamente. Alguien entraba con gran fragor y alboroto. La señora marta salió inmediatamente a la tienda. Había allí dos hombres. Uno era un joven desconocido que fumaba en pipa. El otro, el artista, cuyo rostro estaba enrojecido. Tenía el sombrero echado hacia atrás y el cabello revuelto. Crispó los puños ferozmente ante Marta. ¡Ante ella! - Dummkopf - gritó, y añadió-: Tausendonfer! Algo así parecía decir en alemán. El joven trató de contenerle. El artista exclamó airadamente: - ¡No lo toleraré! Se lo diré todo. Sus dedos tambolirearon nerviosamente sobre el mostrador. - ¡Me ha echado usted a perder! - rugió. Sus ojos centelleaban detrás de sus gafas-. Yo tener que decírselo. Usted ser... una puerca entrometida. La señora Marta se apoyó en el mostrador y se llevó la mano a la cintura ceñida de seda azul. El joven cogió al otro por el cuello. -Vamos - dijo con autoridad-, creo que ya te has expresado bastante bien. Sacó a la acera al enojado artista y regresó. -Creo, señora -dijo-, que querrá usted saber a qué ha venido todo esto. Mi amigo Blumberger trabaja de dibujante para una empresa arquitectónica. Yo soy compañero suyo de oficina. Blumberger llevaba tres meses trabajando intensamente en un plano para el edificio de unas casas consistoriales que van a construirse ahora. Quería participar en un concurso. Y ayer terminó la tarea. Ya sabe usted que los delineantes hacen a lápiz los bocetos. Luego se borra lo no conveniente con miga de pan duro. Es mucho mejor que la goma. Blumberger compraba el pan duro aquí. Y hoy... Bueno, señora, ya sabe usted que la manteca no es buena `para borrar. Ahora resulta que los planos de Blumberger no valen más que para hacer bocadillos de cantina de ferrocarril. La señora Marta entró en la trastienda. Se quitó el ajustado vestido de seda azul y se puso el viejo de sarga que solía usar; después tiró por la ventana la mezcla de bórax y salvado que últimamente empleaba para la cara.
Por cierto, se les olvidó poner, aunque fuera en una esquinita de la caja, el título y el autor del cuento y por más que lo he buscado no ha habido manera de saberlo. Parece que más de dos mil años repartiendo regalos les está empezando a pasar factura a los pobres Magos. ... trueno de agua Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 5 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo octogésimo noveno: "Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas (Mariano José de Larra, 1809-1837, escritor y periodista español) Después del éxito obtenido con la receta, infalible por supuesto, destinada a descubrir la media naranja que nos corresponde a cada uno, hoy otra igual. O más útil. Directamente, provenientes de dos grimorios atribuidos al dominico del siglo XIII conocido como Alberto el Grande, y en exclusiva mundial para "tantos hombres y tan poco tiempo", dos fórmulas para conseguir el amor o enardecer el deseo. Ni más ni menos. La primera es algo complicada.. aunque el resultado bien puede merecer la pena. Ingredientes: un trozo de carne de la frente de un potrillo, un poco de grasa de macho cabrio joven, tres testículos de ganso y unas cuantas gotas de sangre de la persona a la que se desea atraer disuelta en un chorrito de sangre propia. Mezclar todo muy bien, cocer durante varias horas los ingredientes de forma muy lenta y triturar finamente. Ingerir tres días seguidos siempre que no coincidan con la luna llena. La segunda, algo más simple pero igual de efectiva: frotar las manos con jugo de vervena (sí, las dos con "v" y la venden en botecitos como el de la foto) y tocar a la persona que deseas. Naturalmente los dos métodos están garantizados (si no queda satisfecho le devolvemos el dinero) y son igual de efectivos, aunque yo recomendaría el segundo, sobre todo por aquello de no pasarnos la mañana metidos en la cocina, que con el poco tiempo que hoy en día tenemos para todo parece que no apetece mucho. Y menos en estos días de fiesta ¿verdad? Y a ver si los Reyes Magos nos traen algo. Son los únicos que nos quedan ya que, evidentemente y por lógica científica, Papá Noel no es más que un burdo cuento chino. Hasta el lunes. ... historias "extra-ordinarias" Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 4 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo octogésimo octavo: "El dinero es como las mujeres: para conservarlo hay que ocuparse de él, o hará la felicidad de otros" (Édouard Bourdet, 1887-1945, dramaturgo francés) El hecho de que servidor necesite un mínimo de nueve/diez horas cada día para poder ser "persona" no podía ser sólo cosa de mi habitual vagancia. Ni mucho menos. Tenía que haber alguna razón lógica y natural. La he encontrado. Los mamíferos, en los que por aquello de las clasificaciones científicas me incluyen, necesitan más horas de sueño cuanto más pequeños son. Los datos dejan pocas dudas: a una jirafa le bastarán con dos al día para cubrir el "cupo" de horas necesarias de sueño, mientras que una ardilla no podrá pasarse menos de 14 durmiendo. Es cuestión de tamaño: una rata duerme 13 horas mientras que a un caballo le basta con 3; una foca necesitará 6 mientras un perro o un delfín van a necesitar no menos de 10. Y así todos. A menor tamaño, mayor número de horas de sueño necesarias. Por lo tanto, y teniendo en cuenta lo "recogidito" que soy, con un componente "volumétrico" bastante más cercano al de una ardilla que al de una jirafa, está claro que mi afición a dormir no es más que el desarrollo natural y lógico de la naturaleza. Habría que dejarla seguir su curso sin tantas interferencias. Por cierto, esta semana mi naturaleza está más vaga que de costumbre, no la forcemos. ... masticar despacio para comer menos Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 3 de enero de 2007

Capítulo Octingentésimo octogésimo séptimo: "Demasiado al Oeste es Este (proverbio inglés) El tiempo es una realidad misteriosa. Ya San Agustín escribía que si nadie le preguntaba qué era, sabía lo que era, pero que apenas intentaba una definición fracasaba. La mayoría de los pueblos primitivos jamás usaron el reloj. Se guiaban por el sol y el tiempo era la medida de lo que hacían. De ahí la calma tranquila, la atención en el cultivo de sus campos, la concentración en la pesca, el mimo en el pastoreo. Algunos "antropólogos" interpretaban todo esto como ociosidad o vagancia. Y era todo lo contrario: trabajo con los cinco sentidos, contemplación activa de la realidad. Por eso conocían cientos de plantas y sus propiedades; por eso tenían nombres para muchos tipos de vientos, de nubes, de lluvias. Nosotros, en cambio, dedicamos una parte del tiempo a organizar el tiempo; otra parte a mirar el reloj; otra a quejarnos de la falta de tiempo; otra a perder el tiempo. Poco a poco se ha convertido el tiempo para hacer las cosas en algo más importante que las cosas que hay que hacer. El resultado, muchas veces, es que las cosas no se hacen, pero, eso sí, se mide cuidadosamente el tiempo empleado en no hacerlas Dicho lo cual, y en vista de la montaña de informes, estudios, memorias, peticiones y/o papeles de todos los colores, tamaños y condiciones que adornan la mesa después de unos (tan merecidos como escasos) días de descanso, va el primer deseo laboral para el año nuevo: calma, mucha calma. Nada como la contemplación activa de la realidad para cumplir con el deber. Seguro que mis amadísimos jefes que son listos, inteligentes y muy, pero que muy comprensivos, (alguno hasta tiene "estudios" y todo), entenderán perfectamente que me tome unos cuantos días "contemplativos" antes de meterme en faena. Que no quiero trabajar yo con menos sentidos que mis antepasados. Profesionalidad obliga. Y es que siempre hay tiempo cuando se deja de decir que no hay tiempo. ... pacharán Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

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