copia de seguridad

jueves, 30 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo tercero: "¿Cómo sabéis si la Tierra no es el infierno de otro planeta?" (Aldous Huxley, 1894 - 1963; escritor inglés) Como diría un experto en el arte de empezar entradas insípidas en un blog, en el mundo existen básicamente dos tipos de personas, las que siempre tienen en algún cajón perdido de su casa pilas de repuesto y las que nunca tienen en algún cajón perdido de su casa pilas de repuesto. Naturalmente son éstos últimos los que viven mejor y más felices. Así, ante uno de esos desastres cósmicos que pueden arruinarte la vida, como que a las diez de la noche el mando a distancia de la televisión deje de funcionar, ellos, felices y confiados, buscarán cualquier aparato al que todavía les funcionen y se las cambian, mientras piensan que ya comprarán otras al día siguiente para sustituir a las que sustituyan a las expropiadas. En cambio, los del primer grupo, aquellos empeñados en acumular pilas nuevas simplemente "por si acaso", empezarán perdido una hora de su vida buscando el sitio en el que las guardaron, otra media para dar con el tamaño de pila adecuado para, al final, darse cuenta de que las únicas que podrían servir no están precisamente muy católicas vista la especie de espuma blanca y verde que se empeñan en soltar por alguno de sus lados. Con cierto cabreo encima, irán a cualquier aparato al que todavía les funcionen, las cambiaran y pensarán muy seriamente que mañana tienen que comprar de urgencia pilas alcalinas AAA. Naturalmente en un pack de 24 que salen más baratas. Y todos sabemos lo bien que viene tener pilas de reserva en casa. En fin, hasta el lunes. ... más "historias extra-ordinarias" todos los días Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 29 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo segundo: "Más de uno le debe su éxito a su primera esposa, y su segunda esposa a su éxito”. (James Backus, 1913 - 1989; actor estadounidense) La cosa se ha complicado desde que son de plástico y las cajeras ni se molestan en quitarlas. Luego llegas a casa y tampoco las vas a tirar. El resultado es un armario en el que las perchas parecen un arco iris. Las hay marrones, negras, grises, blancas, caobas, azules eléctricos, y hasta tengo una rosa chicle. Y claro, cuando cuelgas algo en ellas aquel colorido tiene que influir. Al abrir el armario no puede uno valorar igual una camisa verde cetrina si está colgada, por ejemplo, en una percha azul cobalto que si está en una percha gris perla. Es evidente. Alguien, en alguno de los muchos organismos que se dedican a organizarnos la vida, debería ponerse a legislar el color de las perchas regaladas ya, que muchas leyes, muchas leyes y en las cosas importantes nos tienen dejados de la mano de dios. ... toros y colores Todos los "capítulos" de " tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 28 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo primero: "Semen retentum venennum est" (Refrán latino) En las cosas de la copulación y sus alrededores no hay discusión posible: cada persona es un mundo (y a ti te encontré en la calle). Mientras los participantes sean mayores de edad y lo hagan de una forma voluntaria (y consciente) están en su perfecto derecho de hacer lo que mejor les parezca. Ya sean seguidores del antes muerta que sencilla o lo sean de la extravagancia más insulsa del mundo. Y mira que las hay insulsas. Porque, a ver, es lógico que a un interesado en el tema, algo tan soso como es ponerse de receptor pasivo a practicar bukkake le pueda producir un placer de la leche (evidente) , pero se me hace más difícil entender, por ejemplo, que clase de placentera sensación podía obtener Salvador Dalí cuando, según cuenta su amigo Luis Buñuel, su máximo grado de excitación sexual lo obtenía al llevarse a varias chicas a su piso, hacer que se desnudaran, ponerles un huevo frito en cada hombro y echarlas a la calle. Para gustos, colores. ... polígrafos Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 27 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo nonagésimo: "A caballo regalado seríamos todos yonkis" (Marcos F., 23 años, portero de discoteca) Un mínimo roce con ellas basta para convertirte en el eventual transportista de alguno –más bien algunos- de sus muchos pelos. Y qué decir cuando entras a cualquier retrete en el que minutos antes se ha estado peinando alguna... largos, teñidos, pegajosos. Ni en el suelo de una peluquería de la mili -en sus buenos tiempos- podías encontrar tantos. ¿Cómo es posible que con la cantidad de pelos que se les caen a ellas, siempre seamos nosotros los que nos quedemos calvos?
... censura egipcia Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 24 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo noveno: “Las mujeres necias siguen la moda, las pretenciosas la exageran; pero las mujeres de buen gusto pactan con ella" (Émilie du Châtelet, 1706 - 1749; matemática francesa) Ideas prácticas selección oro. Hoy: cómo evitar que salgan corriendo cuando llega el momento. Un tercio de las españolas se espantaría si viese a un hombre vestido con calzoncillos largos y a un 16,4% le ocurriría lo mismo si lo que encontrase tras caer los pantalones fuese un tanga de leopardo. El 18.8% de los españoles consideran que las prendas más antimorbo son las hombreras y un 18% piensa lo mismo acerca de los leopardos. Hay que tomar nota con vistas al fin de semana; para ciertas cosas cualquier ayuda puede venir bien. Hasta el lunes. ... más "historias extra-ordinarias" todo el fin de semana Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 23 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo octavo: "La novedad atrae la atención y aún el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto; apenas nos dignaríamos a mirar el arco iris si éste permaneciese por mucho tiempo en el horizonte" (Berthold Auerbach, 1812 - 1882; novelista alemán) La homosexualidad ha estado en todas las culturas antiguas y modernas y, si hacemos caso de los estudios sobre ella, en la misma proporción siempre. Ha sido más o menos respetada según las necesidades sociales. Sabemos por los antropólogos lo fuerte que es el instinto de supervivencia en cualquier grupo humano. En una sociedad agraria, donde el número es vital, o rodeada de enemigos, la homosexualidad y la esterilidad son problemas. En sociedades comerciales bien pobladas, y no digamos si están superpobladas, la homosexualidad no es problema alguno, sino más bien un beneficio. No es lo mismo un vasto desierto que una isla prolífica, ni la Atenas de Pericles que un castro celta. A lo largo de la historia la homosexualidad ha sido tratada, o maltratada, según el orden establecido para sobrevivir del grupo humano al que nos refiramos. La raza humana es cruel pero no tonta. Nada nuevo, ha pasado siempre y con todo. Por eso no entiendo que a estas alturas de la película sigan con la manía de meter (mantener) con calzador los tópicos gays relacionándolos con algo diferente. Sobre todo en la televisión, cada vez más abarrotada de insufrible mariconeo histérico, moderneo chorra y ñoñería de lo más pastelosa y boba. Es cargante para mis oídos tanto chillido y sobresalto con afán de llamar la atención sobre lo que no es más que una obviedad que debería pasar tan desapercibida como las demás. Ser daltónico o pelirrojo, que te gusten los helados de limón ácido más que los de chocolate no es motivo ni de orgullo ni de vergüenza, sino circunstancias personales que se aceptan o no, salvo para aquellos que las sobrellevan como una desgracia y tienen que recurrir al orgullo (en este caso entendido como amor propio, el orgullo de los pobres), para esconder su sentimiento de inferioridad. Podrá ser un problema moral para algunas personas, también están en su derecho; pero, aunque hay costumbres generales, la moral es la de cada uno y tan buena como la de cualquiera. Lo triste de todo esto es que todavía haya que estar explicándolo.
... et cétera Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 22 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo séptimo: “Cada día que amanece el número de tontos crece” (Proverbio húngaro) Leo (el aburrimiento es muy malo) en un suplemento de esos semanales atrasado en el que regalan con el periódico junto a un disco del Sabina (que debió de grabar antes de que la Obregón hiciera la comunión), tres platos hondos decorados por Chillida y dos cupones que hay que pegar en una libretita para que te manden -gastosdeenvíonoincluidos- una camiseta de no sé qué futbolista, que el color azul es un buen remedio contra las hemorroides. Supongo que después de tan extraordinario descubrimiento, la historia de la explotación laboral infantil en países asiáticos -tema que colocan en portada y que desarrollan como gran reportaje de la semana- se queda reducido a la nada comparándolo con la severa, rigurosa y contrastada información del uso de los métodos cromáticos como la terapia definitiva para todos aquellos que las sufren en silencio. Lo más sangrante, (y en este caso hay que reconocer que la palabra "sangrante" viene como anillo al dedo), es que, posiblemente, al que ha escrito semejante reseña le habrán pagado por hacerlo. Aunque tampoco me parece mal. Hay que reconocer que los estudios necesarios para llegar a tan científicas conclusiones tiene que haber sido -como mínimo- duros. Malo si lo ha escrito desde una experiencia personal; habrá encontrado el remedio, sí, y hasta estará demostrando una solidaridad infinita queriéndolo compartir con el resto del mundo, pero antes el pobre hombre las tiene que haber pasado canutas. Y en silencio. Y malo si al descubrimiento ha llegado realizando el habitual trabajo de campo. ¿Escogería culos al azar para ponerles cartulinas azules? ¿Cómo sabía que los elegidos las tenían si la mayoría las sufren en silencio? ¿De qué color serían las cartulinas control? ¿Experimentó antes en animales o lo hizo ya directamente en la consulta del proctólogo? ¿Se curaron antes con azul cielo o con azul cobalto? ¿Por qué esa costumbre de esterilizar las agujas cuando administran una inyección letal? ¿Por qué si nadar es tan bueno para la figura, las ballenas están tan gordas? Demasiadas dudas. Y todo para tan poca cosa. No me imagino yo a nadie con almorranas (a uno, que es de provincias, lo de hemorroides le queda demasiado moderno), poniendo su culo directamente sobre una silla de color azul sólo para ver si se cura y encima teniendo que pagar por ello. Claro que a lo mejor el tratamiento se refería a pintárselo -el culo de azul, digo-; o a lo mejor simplemente se refería a pintar de ese color la taza del retrete; o a lo mejor.... No sé, pero con tantos frentes abiertos el tema se está haciendo por momentos más y más apasionante. Leer revistas -aunque sean tan prestigiosas- es lo que tiene, te hace plantearte un montón de cosas que nunca pensaste que podían ser importantes. ... zapatos Todos los "capítulos" de " tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 21 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo sexto: “La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio” (Proverbio persa) En cierta ocasión, una mujer preguntó al célebre inventor Edison: “¿es cierto que usted ha inventado la primera máquina que habla?”. “No, señora, la primera máquina parlante la construyó Dios con una costilla de Adán. Yo he inventado la primera máquina a la que se puede parar mientras habla". Estaba yo pensando que con la de órganos inútiles que hay en el cuerpo (para qué coñe sirve el dedo pequeño del pie, por ejemplo) por qué no se nos ha desarrollado todavía algún tipo de botón on/off con el que se pueda desconectar a tanto parlanchín de verborrea descontrolada y que a la menor se empeña en contarte su vida. Cosas así hace que te replantees lo de la evolución. ... pasión animal Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

lunes, 20 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo quinto: “Me siento tan a gusto en mi vida, que mi doble personalidad se copia de la original. (Pintada a la puerta de un manicomio) Es un hecho cultural que todos hemos constatado: las personas que comentan públicamente sus méritos son tachadas de pedantes, engreídas, soberbias, petulantes...Al menor descuido todas ellas correrán el riesgo de ser castigadas personal, laboral o profesionalmente. Y es que, sobre todo a los españoles, se nos atragantan los logros del prójimo y si algo no soportamos es que, además, nos lo digan en voz alta. Es por ello por lo que estos individuos desarrollan un mecanismo de defensa, la falsa modestia, consistente en presentar los éxitos de forma amortiguada por elementos de control que resten importancia al tesón, la habilidad y las capacidades personales del tipo: he conseguido el puesto, pero porque tuve suerte. La falsa modestia es una respuesta de adaptación al medio a la que suelen recurrir individuos normalmente inteligentes y con una alta autoestima, aunque equilibrada, que saben de sus procesos y que son capaces de salirse de su contexto. Una conducta que es completamente voluntaria. Y ya está bien hombre. A ver, ahora que nadie nos oye, ¿por qué no asumimos que ese es nuestro lugar?¿Qué pasa si, como es evidente, resulta que somos los mejores? Aunque sea porque hemos tenido suerte. Los lunes hay que autoanimarse sea como sea. Modestia aparte. ... huellas dactilares Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 17 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo cuarto: "Si sientes en tu interior un ruido que te susurra, es....o que has logrado comunicarte con tu alma o que tienes hambre" (Charlize Theron, 1975; actriz sudafricana) Hay que reconocer que, al menos en lo tocante a copulaciones y similares, los responsables de la creación no se portaron mal del todo mal con la especie humana en el reparto de (algunos) bienes. Sin ir más lejos ahí están los elefantes. Vale, tendrán mucha memoria, mucha trompa y unos colmillos perfectos para hacer adornos horteras, pero luego van y resulta que sólo copulan una vez cada cuatro años. Y si además tenemos en cuenta que el periodo de la elefanta en celo dura sólo seis días, hay que reconocer que su existencia, al menos en cuestión de revolcones eróticoplacenteros, es más bien triste. Muy triste. O no, claro. Bien mirado, ¡la de preocupaciones que se tiene uno que ahorrar sabiendo que sólo va a hacer uso del fornicio una vez cada cuatro años!... Y sobre todo, ¡con qué ganas tienes que agarrar el tema cuando te toque! Luego dirán que es imposible poder sacar algo positivo de una situación absolutamente desesperada. Pues se puede, se puede; y más desesperada que esta no sé yo... ... más "historias extra-ordinarias" todos los días Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 16 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo tercero: “Un hombre es libre mientras tiene la potestad de elegir su ropa interior”. (Proverbio polaco) Que usar calzoncillos es un símbolo de barbarie da buena cuenta el hecho de que uno de los pueblos más cultos, avanzados y audaces que en el mundo han sido, los romanos, no los usaban. Ellos, como buenos guerreros, conquistaron el mundo con el culo al aire, un culo apenas tapado por el faldellín militar, algo que, por cierto, les causaba algún que otro problema cuando el sentido de la decencia de los conquistados hacía de casi todo una ofensa. Tan famoso como violento fue un motín popular, sofocado de forma sangrienta por el ejército romano, causado porque un legionario se levantó -de no muy buenas formas- el faldellín para mostrar sus atributos ante un grupo de judíos que, ofendidos por la indecencia, armaron una gorda. Es más, hay historiadores que datan el principio del fin de Roma en el momento en que sus ejércitos empezaron a usar, a modo de calzoncillo, un trapo blanco -muy parecido al que usaron los antiguos egipcios durante milenios- que anudaban entre las piernas, Fue el principio del fin; a partir de ahí todo un Imperio se tambaleó y Europa fue conquistada por los bárbaros que acabaron imponiendo una de sus más sus bárbaras costumbres impensable hasta entonces: usar pantalones. ... en perfecto estado de salud Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 15 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo segundo: “¿Qué puede haber imprevisto para el que nada ha previsto?" (Paul Ambroise Valéry, 1871-1945; escritor francés) Ya hace algunas temporadas, y utilizando un balón con un chichón como imagen, los jugadores de la liga inglesa de fútbol colaboraron en una campaña de sensibilización sobre el cáncer testicular. Fue una cuestión de pelotas donde todo quedaba en casa. Y es que, el cáncer testicular no es para tomárselo a broma; es uno es uno de los más habituales en los varones menores de cuarenta años y, sobre todo, uno de los que presentan mejor curación si existe un diagnóstico precoz, por lo que es imprescindible que todo hijo de vecino que tenga estos preciados apéndices se someta, aparte de las habituales revisiones, a una autoexploración tan frecuente de la zona en cuestión como crea conveniente para que al más mínimo bulto o quiste, acuda al médico. Dicho lo cual, señores jefes, sepan que durante el horario laboral no nos estamos tocando los huevos por gusto sino que seguimos las recomendaciones de las autoridades sanitarias. A ver si se enteran de una vez. La salud es lo primero. Siempre. ... dar el canuto Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

martes, 14 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo primero: “El aburrimiento es la sensación de que todo es una pérdida de tiempo; la serenidad, de que nada lo es”. (Thomas Szasz, 1920; psiquiatra húngaro) He intentado muchas veces que estas notas –sean lo que sean- se igualen a esos miles de interesantísimos blogs que circulan por internet –tan elaborados ellos- y en los que sus muy ingeniosos autores describen -con pelos y señales- el número, la frecuencia y hasta el sabor, color y forma de sus deposiciones (diarias o no), pero no consigo lograrlo. Cada uno es muy libre de hacer lo que le venga en gana -sólo ¡faltaría!- pero yo soy más de la opinión de Ramón de Campoamor, poeta de hace algún siglo ya, cuando, contestando a un periodista del El Día que recababa datos sobre su vida privada le espetó: “Mire usted, caballero, lo que de mi vida interesa no puede decirse, y lo que puede decirse no interesa en absoluto”. De todas formas, ni caso. Soy el primero que no he entendido lo que acabo de escribir. No me sienta bien volver de vacaciones. Normal.
... escaleras Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

viernes, 3 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo octogésimo: "El trabajo sin prisa es el mayor descanso para el organismo" (Gregorio Marañón, 1887 - 1960; médico español) Según los meteorólogos, esa especie de arúspices de la modernidad que en lugar de escrutar los higadillos de las ocas descifran las entrañas de un satélite, la diferencia entre una ola de frío polar y otra siberiana es que en el segundo caso el frío es extremo y en el primero nada más que intenso. Es un matiz, naturalmente. Más los matices son los que dan color a la existencia. Entre rascarme la barriga en el trabajo o tener todo el día disponible para poder hacerlo en casa, por poner un ejemplo, apenas hay una diferencia de matiz, una sutil liviandad, un ligero regusto, un leve cosquilleo. Y, sin embargo, hay un mundo de por medio. Malvivimos –malvivimos, entiéndase, espiritualmente- en una sociedad en la que los matices parecen sepultados cada día por el inmisericorde alud de lo grosero; en una cotidianidad de trazo grueso. De ahí que, cuando uno se topa con el frágil distingo entre intenso y extremo, le de por cavilar hasta qué punto se pueden establecer comparaciones entre uno y otro término. Y la única manera de salir de dudas es comprobarlo directamente. En los últimos meses he comprobado lo de venir cada día al trabajo, a partir de ahora, y durante unos días, comprobaré lo de rascarme la barriga en casa, que ya toca. Cuestión de matices. Vuelvo el 14 de abril. Hasta entonces.
... más "historias extra-ordinarias" todos los días Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

jueves, 2 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo septuagésimo noveno: “El carácter humano es como una balanza: en un platillo está la mesura, y en el otro la audacia. El mesurado tímido y el audaz indiscreto son balanzas con un brazo, trastos inútiles" (Ángel Ganivet, 1865 - 1898; escritor español) En los siglos XIV y XV eran muchos los médicos que achacaban, como una de las causas más importantes de la esterilidad femenina, la excesiva belleza. Según ellos, este tipo de mujeres atraían más sangre hacia las distintas partes de su cuerpo de manera que no les quedaban fluidos libres para ser capaces de formar un posible embrión. Por ello, recomendaban a los jóvenes varones en edad casadera y que gustaran de tener familia, buscar a sus esposas entre señoritas físicamente poco (o nada) agraciadas; unas señoritas (las feas) que se convirtieron así en un preciado objeto de deseo, especialmente entre los nobles linajes de la época deseosos de asegurarse la descendencia al precio que fuera. Mientras, ellas, al grito de la fertilidad de la fea la guapa la desea, dejándose querer tan contentas. Y es que, antes de que la ciencia destripara algunos de los misterios de la vida con sus maquiavélicos avances, la justicia divina era mucho más equitativa. ... niños anti-verdes Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

miércoles, 1 de abril de 2009

Capítulo Milésimo tricentésimo septuagésimo octavo: "Mantén en falsas cercanías a los falsos amigos" (Proverbio mongol) La expresión “tener escrúpulos de monja”, usada para definir a quienes tienen un miramiento excesivo y pueril con ciertas cosas, tiene su origen en la historia de una monja que, estando preparada para comulgar, fue hacia su confesor para preguntarle si podía recibir sin reparo la comunión teniendo en cuenta que, al pasar al lado de una compañera, había tragado sin querer humo del aceite que estaban friendo. Y en cambio aquí nosotros, criados a los pechos de “lo que no mata engorda” intentando llevarnos a la boca todo lo que pillamos. Pero... ¡cómo no vamos a estar condenados! Por cierto, y ya que estamos hablando de cosas de comer, resulta que no es un barco vikingo -tan inestables ellos- saliendo de una tormenta, ni tan siquiera una doble flecha pismoderna dibujada por algún artista del art-pop contemporáneo (¿porqué les habrá dado a todos por hacer museos de arte contemporáneos si sólo entras en ellos cuando te estás meando?), resulta que el logo del Carrefour no es más que una C blanca, sólo una C blanca. Un descubrimiento que me lleva directamente a plantearme una de esas grandes cuestiones que pueden cambiar una vida: ¿cómo he podido vivir todo este tiempo sin saberlo?

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