copia de seguridad

miércoles, 8 de septiembre de 2004

389. Miércoles, 8 septiembre, 2004 Capítulo Tricentésimo octogésimo noveno: ¿Por qué los siete enanitos eran precisamente siete? Hay cosas que, sin ninguna duda y dejando bien claro que para gustos se hicieron colores, donde mejor se hacen, es en la cama. No digo yo que hacerlas en un ascensor, dentro de un globo aerostático o encima de la lavadora centrifugando, no tenga su morbo, al menos alguna que otra vez, pero donde esté una buena cama, mínimo de dos por dos, y muy especialmente a partir de ciertas edades donde las roturas de cadera son complicadas de arreglar, que se quiten otros sitios más... digamos... contorsionistas. También es verdad que cuando las ganas aprietan, el sitio suele ser lo de menos,, pero si se puede elegir, hay que reconocer que cada uno tiene su "rinconcito" preferido. Y si no que se lo pregunten a la divina Sarah Bernhardt, tan diva ella, a la que le encantaba hacerlo en un ataúd forrado en raso, regalo de uno de sus amantes. Por cierto, en situaciones normales no haría falta aclararlo, pero conociendo el perfil de los que hacemos, vosotros y yo, este blog, convendría especificar que de lo que hablamos es de dormir. ... que ya nos vamos conociendo. El mejor invento del mundo

Archivo