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lunes, 4 de diciembre de 2006

Capítulo Octingentésimo septuagésimo cuarto: Sólo los buenos sentimientos pueden unirnos; el interés jamás ha forjado uniones duraderas. (Auguste Comte, 1798 -1857 sociólogo francés) El doctor Toshihiro Kitamoto, del Instituto de Investigación Beckman en California, introdujo un gen sensible a los cambios de la temperatura en moscas Drosophila melanogaster. Al someterlas a temperaturas superiores a los 30 grados centígrados se interrumpía la conexión entre un grupo de neuronas de las moscas macho, que hacían caso omiso a las hembras y mostraban atención por sus congéneres del mismo sexo. Una actitud que cesaba al bajar la temperatura. Ya que estamos hartos de oír lo parecidos que somos cromosómicamente a los animales, (y las moscas, aunque un poco pesadas, también son animales), ya me veo yo con uno de esos calefactores portátiles a toda mecha detrás de más de uno y más de dos por si acaso. Nunca la frase "estar caliente" había tenido tanto sentido. ... mucho más que un maratón Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

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