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lunes, 5 de noviembre de 2007

Capítulo Milésimo sexagésimo séptimo: "Ser especial te abre puertas, pero es la mala leche las que las mantiene abiertas." (Madonna, 1958; cantante estadounidense) Lo dice cualquier manual del tema: hay dos fórmulas altamente molestas -y poco corteses- para interferir en el discurso de un orador: los gritos y los silbidos. Los gritos son molestos, pero los silbidos son, sin duda, mucho más desagradables, debido a la sensibilidad de nuestro sistema acústico ya que el oído humano es mucho más sensible a los sonidos con frecuencias elevadas, es decir a los agudos, que a los de baja frecuencia. Esto explica también, por qué en una reunión donde hablan muchas personas a la vez se entiende mejor a las mujeres y a aquellas personas de las que se dice que tiene voz de pito. Vamos, y por si a alguno todavía le quedaba alguna duda, que siempre son ellas las que llevan la voz cantante. ... incestos imperiales. Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

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