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jueves, 9 de septiembre de 2010
Capítulo Milésimo sexcentésimo septuagésimo: La longitud del cuello parece ser uno de los atributos de la estupidez”. (Georges Louis Leclerc, conde de Buffon, 1707 - 1788; matemático francés)
Siempre me he preguntado por qué los hipnotizadores no usan sus habilidades para, por ejemplo, someter al cajero de un banco y conseguir que le den todo el dinero, en vez de andar por esos mundosdedios ganándose la vida como unos pobres titiriteros. La cosa, sobre todo para ellos, tampoco tiene que ser tan difícil... cuando hasta los bichos más simples tienen sus métodos.
Al menos se conocen dos ejemplos de animales con poderes hipnóticos. En primer lugar, algunas sepias consiguen fascinar a sus presas con los cambios rápidos de diseños de colores en sus cuerpos. Ante esta demostración, las víctimas se quedan embobadas y completamente inmóviles. El otro encantador del reino animal es el armiño, que ejecuta vertiginosos bailes delante de los conejos. Los efectos hipnóticos de su danza permiten al depredador abatirse fácilmente sobre su presa.
Vale, hay cosas para las que no se debe usar semejante mecanismo (salvo gustos extraños la mayoría de la gente preferimos que se muevan.. que si no, no es lo mismo), pero para el asunto laboral me parece una excelente idea. Una combinación de rapidos cambios de camisas con colores a cual más chillón junto a acrobáticos saltos al ritmo del último éxito máquina seguro que deja a los jefes en el mejor de los estados catalépticos.
O eso, o te mandan a casa echandoleches por una locura transitoria. En cualquiera de los casos te libras de trabajar que es de lo que se trata. Por probar...
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