copia de seguridad

martes, 3 de enero de 2006

Capítulo Sexcentésimo septuagésimo cuarto: "" El primer beso no se da con la boca sino con los ojos" (Lucia Etxebarría, 1966, escritora española) Por razones bioquímicas, psicosomáticas, por alguna otra causa aún más complicada que se me escapa (o por todas las causas juntas) los hombres siempre han despertado en mi una fuerte atracción. Ese ser tierno, bello y aparentemente duro, me ha provocado un inexplicable instinto posesivo, de forma que ante un ejemplar masculino de edad adecuada y bien proporcionado, suelo reaccionar con el imperioso deseo de llevármelo a casa. No importa que uno ya tenga allí otro ejemplar bastante apañado; me los llevaría de todas formas y acumularía con mucho gusto varios de estos seres como hacen en los viejos (y muy sabios) países donde existe la poligamia. Definitivamente soy ninfocleptómano. ... el compañero ideal Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

Archivo