copia de seguridad

martes, 19 de septiembre de 2006

Capítulo Octingentésimo vigésimo segundo: "y mirándole fijamente caperucita le pregunta al lobo:- Lobo, ¿por qué tienes esa frente tan sudada, esos ojos tan hinchados y esos dientes tan apretados? -¡Coño Caperucita, déjame cagar tranquilo...!" (Párrafo encontrado en la versión original del cuento "Caperucita Roja") La frase original era ?si hoy es viernes toca (hablar de) sexo?, pero no hay ningún motivo para que un martes no hagamos lo mismo. Po lo tanto.. si hoy es martes toca (hablar de) sexo. Y con una idea práctica que, aunque no es nueva, tampoco importa repetirla. Sólo vamos a necesitar unas pinturas (si son lavables y no muy tóxicas, mejor) o -en su defecto- un simple lápiz de labios. Las posibilidades son tan amplias como la imaginación, y el resultado, (el de verdad, no el artístico), va a merecer la pena. Se trata de pintar y ser pintado, de jugar con formas abstractas en el cuerpo desnudo. Aprovechar los contornos haciendo, por ejemplo, de los pechos dos montañas y del ombligo un oasis y que ambos estén unidos por una estrecha carretera que atraviese el interminable desierto de la barriga, punto y seguido en el que reposará la sedienta y alterada lengua que la recorra. Claro que por muy poético que quede contado así, estaba yo pensando que nos pueden sobrar hasta las pinturas. Podría bastar con escribir palabras en el cuerpo usando la lengua en plan todo-terreno: escribir "esternocleidomastoideo" con la susodicha húmeda en el sitio indicado tiene que acabar en orgasmo irremediablemente. Y anda que si uno es tartamudo... Por probar que no quede.
... demasido hospitalario Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

Archivo