Ve a medianoche a un aposento apartado en el que haya, ya preparados, dos espejos iguales colocados uno frente al otro y alumbrados por dos velas de cera. Siéntate y pronuncia la siguiente oración: "Illumina, o Adonai, oculos meos, ad virus quem ruptura sim videndum" Dirige la vista a uno de los espejos, que se reflejarán infinitamente el uno al otro, y en el espacio más oscuro aparecerá la cara del candidato.Bien es verdad que en los mismos grimonios también aparecen todas suerte de hechizos, encantamientos, filtros y oraciones para conseguir, por ejemplo, la forma de volverse invisible, hacerse inmune a los cuchillos, ganar a los dados y hasta de apagar fuegos con la mirada, algo que, en principio, podría restarle cierta credibilidad a la formulita para saber el esposo que le va a tocar a uno. Pero, a ver, ¿vas a perder la oportunidad de verle la cara al hombre de tu vida -¡el hombre de tu vida!- sólo porque tu mente esté tan obstruida como para creer que es imposible volverse invisible? ¡Cuánta cerrazón mental en pleno siglo XXI! ¿verdad? ... más "historias extra-ordinarias" todo el fin de semana Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"
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viernes, 15 de septiembre de 2006
Capítulo Octingentésimo vigésimo: "Soportaría gustosa una docena más de desencantos amorosos, si ello me ayudara a perder un par de kilos" ( Sidonie Gabrielle Claudine -Colette- 1873-1954 novelista francesa)
Si por algo se ha caracterizado siempre "tantos hombres y tan poco tiempo" ha sido por tratar el sexo con los pies sobre la tierra, de una forma práctica y siempre huyendo de falsos tópicos y de leyendas urbanas que pudieran llevar a equívocos.
Siguiendo en esta línea de servicio público formal -y sobre todo realista, muy realista-, hoy tenemos el gusto de presentarles la genuina, la auténtica, la infalible receta, sacada directamente del Heptamerón, uno de los grimorios más antiguos que se conocen y atribuido a Pedro de Abanto (1259-1316) para que una joven averigüe qué hombre le tocará en matrimonio.
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