Capítulo Milésimo quingentésimo cuadragésimo: "Hay ladrones a los que no se les castiga a pesar de que nos roban lo más preciado: tiempo" (Napoleón Bonaparte, 1769- 1821; gobernante francés)
Ya lo decía
Sara Montiel cuando en la boda con su -por ahora- último marido -bastantes años más joven-, le preguntaban el por qué si siempre le habían gustado los hombres más mayores que ella esta vez se había "enamorado" de alguien mucho menor. "
Verán", dijo poniendo su habitual cara de la
muñeca pepona abuela de
Mariquita Pérez, "
es muy fácil de explicar, a mi edad ya me resulta imposible encontrarlos más mayores... salvo en el cementerio".
Laboralmente empiezo a estar en la misma situación. Con la edad que uno tiene ya, resulta lógico que la nueva responsable del nuevo departamento de nueva creación -sin nombre ni función conocida- tenga menos años que yo. Y antes de seguir hay que dejar claro que, por supuesto, el que no se sepa para qué va a servir el susodicho departamento es tan anecdótico como que la señorita en cuestión sea hermana de la amante del jefe que más manda. Que, por más que les guste hablar a las lenguas de doble filo, todos sabemos que la vida tiene esas casualidades.
De todas formas -y como la gente es muy mala- yo que ella tendría cuidado… la competencia. especialmente entre las féminas es muy dura y auqnue tenga sus "encantos" -o más bien los tenga su hermana- más sabe el diablo por viejo que por diablo.
- Un granjero compra un gallo joven para el corral. El animal entra en la granja y camina altivo hasta el gallo viejo y le dice: "llegó la hora de retirarte". El viejo le contesta "no vas a poder con todas estás gallinas, déjame al menos un par". Pero el joven le replica: "Piérdete, ahora mando yo". El viejo le propone: "Vamos a echar una carrera por la finca. El que gane se queda con el gallinero". El joven se echa a reír: "Sabes que vas a perder, pero te voy a dar ventaja". El gallo viejo arranca a correr y 20 segundos después sale el joven . Rodean la casa y a pesar de la ventaja inicial, cada vez están más cerca uno de otro. Ya está a un metro del viejo y se acerca más y más. Mientras tanto, el granjero, sentado en el portal, ve a los dos gallos corriendo. Agarra la escopeta y -¡pamm!- dispara al gallo joven y lo hace trizas. El granjero sacude la cabeza y dice: "Jo. Qué mala suerte la mía. Es el tercer gallo maricón que compro este mes".
... lejía
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