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viernes, 19 de agosto de 2005
Capítulo Quingentésimo octogésimo noveno: "Levantaos vagos, la tierra es de quien la trabaja". (Pintada en la pared de un cementerio de Valencia)
Una de los cuentos que más a contribuido a desprestigiar a la siempre malmirada vagancia ha sido, sin duda, aquella que Samaniego copió de La Fontaine, y éste a su vez de una fábula griega y en la que una codiciosa y egoísta hormiga dejaba morir de hambre a una pobre e indefensa cigarra.
La fábula no sólo está escrita con absoluto desconocimiento de las costumbres de los insectos sino, lo que es peor, con una mala leche impresionante: calumnias, calumnias y más calumnias
Para empezar y aparte de que la cigarra (especialmente la hembra) apenas en invierno ni por milagro se encuentra una cigarra en ninguna parte (por la simple razón de que sólo vive unas semanas y mueren en el verano)
Digan lo que digan estos manipuladores, las cigarras no están desprovista de virtudes domésticas, se ocupan de su hogar y de sus "cigarritos" tanto, o más, que la hormiga de su comunidad, y construye, en el silencio de su retiro, una casa lo suficientemente buena para no tener que recurrir a nadie.
Pero eso no es lo peor, la historia es justo al revés, las cigarras son tan buenas que de ellas se aprovechan descaradamente las hormigas quitándoles la savia que las pobres cigarras, con todo su trabajo, hacen brotar de las ramas de los arbustos, hasta el extremo de empujarlas y quedarse con la planta. (Por cierto que, cuando la fastidian mucho, las obsequia con un chorro de orina).
Y cuando al cabo de su existencia efímera empieza a secarse el cadáver de la pobre cigarrita al sol, son precisamente las pervertidas y depravadas hormigas las que se lo reparten, y en ocasiones ni esperan a que esté muerta del todo para lanzarse sobre la que consideran ya indefensa y de su propiedad.
Queda así al descubierto una de las grandes mentiras que ha servido de ejemplo moral a los hombres y ha hecho que algunos hasta nos avergoncemos (no mucho tampoco) de nuestras aficiones al descanso.
Basta ya de manipulaciones. Hasta el lunes.
... dulce casualidad
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