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jueves, 15 de junio de 2006

Capítulo Septingentésimo septuagésimo noveno: "El sexo es una de las 9 razones para reencarnarse. Las otras 8 son irrelevantes". (Henry Miller, 1891-1980, escritor estadounidense) Cuando yo era más joven lo tenía claro, mi hombre ideal debería de tener -mínimo- el sentido del humor de Woody Allen, la voz coloreada de oscuro de Constantino Romero, el matiz susurrante de Robert de Niro, la prosa de Flaubert, el magnetismo volcánico de Marlon Brando, las cejas enarcadas de Sean Connery, el labio partido de Bogart, la encantadora placidez de Cary Grant, la ironía desdeñosa de Mitchum, la dureza sobria y asumida de Clint Eastwood, el canalleo profesional de Jack Nicholson, la descarada chulería de Paul Newman, la mirada transparente de Montgomery Clift, el ceño atormentado de Jeremy Irons, los pómulos afilados de Willem Dafoe, los labios carnosos de Mick Jagger, las delicadas manos de Dirk Bogarde, la elegancia gestual de James Dean, la nariz griega de Mastroianni, la mandíbula de Pierce Brosnan, los anchos hombros de Gregory Peck, el estudiado desaliño de Damon Albarn, la cuenta corriente de Donald Trump y el aparato genital de Rocco Siffreddi. Ahora -que soy menos joven- la realidad es que mi hombre no tiene ninguna de esas cosas (bueno.. casi ninguna) pero lo más curioso es que tampoco le hace falta ninguna de llas para ser mi hombre.. mi hombre ideal. Misterios de la naturaleza oiga. Anda y que no me he puesto yo pasteloso hoy. Pobre páncreas, debe andar segregando insulina como un descosido para metabolizar tal subidón de azúcar. ... a toda velocidad Todos los "capítulos" de "tantos hombres y tan poco tiempo"

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